[endif]El colegio conocido como Grande Obra de Atocha es una de las instituciones educativas con mayor calado social en la ciudad, en especial en el barrio de Atochas-Monte Alto. Baltasar Pardal fue el promotor de este centro, que comenzó su andadura en 1923 gracias al empeño de este sacerdote, cuyo objetivo era dotar de un colegio moderno a esta parte de la ciudad, en la que desarrolló su labor pastoral. Pardal nació en 1886 y se ordenó sacerdote en 1910. Tres años más tarde fue destinado a la parroquia coruñesa de San Nicolás, desde donde se responsabilizó de la enseñanza del catecismo en As Atochas. En 1917 se le propuso incorporarse como canónigo a la Colegiata de Santa María del Campo, lo que le obligaba a abandonar su trabajo en el barrio. Baltasar Pardal decidió renunciar al cargo, aunque las autoridades eclesiásticas le permitieron después compaginarlo con su actividad en As Atochas. Balbina Gómez y su sobrino José Antonio cedieron ese mismo año unos terrenos junto al campo de la Leña, por lo que el inquieto cura pensó en la posibilidad de construir un centro de enseñanza en el que aplicar los métodos del padre Manjón. En 1918 comenzaron los trabajos para levantar el colegio, que quedó finalizado cinco años más tarde. El prestigio de la Grande Obra era tal que acudían a sus clases niños de todos los barrios de la ciudad. En 1927 el colegio fue visitado por el rey Alfonso XIII y su hija, la infanta Beatriz, fue nombrada presidenta honoraria de la institución educativa. Baltasar Pardal residió en la casa rectoral de la cercana iglesia de las Capuchinas, desde donde se trasladaba a diario para desarrollar su trabajo en el colegio. El tenaz sacerdote falleció en 1963, pero su obra perdura en el barrio. El Ayuntamiento levantó un monumento en su recuerdo en la plaza de España en 1987 y más recientemente se le dedicó la calle que sube desde la plaza de Millán Astray hasta las escuelas que con tanto tesón dirigió durante su vida. / J. M. Gutiérrez