[endif]Esta calle, situada en el barrio de Peruleiro de Abajo, que comunica la ronda de Outeiro y la calle Almirante Mourelle le debe su nombre al marino mercante, Manuel Deschamps, que demostró un valor y una pericia extraordinaria con motivo de la guerra de Cuba en 1898. En plena guerra colonial con Cuba y Filipinas, se le encomendó a Deschamps, originario de Sigrás, el mando del transatlántico Montserrat y el desempeño de una dificilísima misión: la de llevar a la isla caribeña un importante cargamento de armas. Deschamps no vaciló en aceptar el reto, plenamente consciente del enorme riesgo que representaba, dado el duro bloqueo a que estaban sometidos los puertos de Cuba y Puerto Rico por parte de la marina de Estados Unidos. Apartándose de las rutas habituales de navegación, bordeó la costa de Venezuela y se dirigió a Cienfuegos. Al ser avistado por dos buques norteamericanos, que trataron de apresarlo, el marino mercante aumentó hasta el máximo la velocidad del Montserrat y, navegando a todo vapor, consiguió entrar en el puerto de Cienfuegos, el 26 de abril de 1898. Por tan heroico comportamiento, le fue concedida la Gran Cruz del Mérito Naval, condecoración que le regaló la reina regente, María Cristina. Poco después la ciudad de A Coruña, a su regreso, le atribuyó un apoteósico recibimiento. Terminada la guerra de Cuba, Deschamps continuó su actividad en la marina mercante, haciendo la ruta transatlántica de España al Río de la Plata. En Buenos Aires, los centros gallegos de Avellaneda y Buenos Aires, la Agrupación Artística Gallega y la colectividad española en general, le ofrecieron un homenaje de fervorosa admiración. A los actos se sumó la Dirección General Argentina de Emigrantes, pues no en vano Deschamps había conducido a este país en ochenta viajes a más de 70.000 personas, la mayoría de ellas emigrantes, que con su trabajo contribuyeron al desarrollo cultural y económico de la república suramericana. / M. O.