Desde abajo, así empezó su carrera musical Pascual Veiga. El hecho de haber nacido en Mondoñedo le permitió formar parte del coro de la catedral, donde también aprendió solfeo y armonía. En su ciudad natal se inició en la interpretación del órgano, para continuar luego en Covadonga y finalmente en A Coruña, donde se estableció como organista de la Colegiata de Santa María del Campo en 1864. Veiga es conocido en la historia musical gallega como el principal impulsor de los orfeones populares. En 1865 dirigió el de la Sociedad Fraternidad Juvenil, que es considerado como el primero que se creó en Galicia. En los años siguientes promovió la aparición del Orfeón Brigantino y el Orfeón Coruñés. En 1881 fundó el Nuevo Orfeón, que al poco tiempo pasaría a denominarse Coral Polifónica El Eco, entidad que pervive en nuestros días. En 1880 Veiga participó en los Juegos Florales de Pontevedra al frente del Orfeón Brigantino y estrenó la que es una sus composiciones más populares: Alborada Gallega. El prestigio del maestro mindoniense fue tal que le permitió acudir al concurso de orfeones de la Exposición Universal de París de 1889. Veiga dirigía entonces el Orfeón Coruñés número 4 y obtuvo el primer premio y la medalla de oro del certamen internacional gracias a la interpretación de sus composiciones, inspiradas en la música tradicional gallega. En 1890 organizó una gran celebración musical en A Coruña durante las fiestas de María Pita y convocó un concurso para elegir la mejor marcha regional gallega, que tendría como base el poema Os pinos, de Eduardo Pondal. Veiga había solicitado previamente al poeta la composición del texto. El concurso fue ganado por Juan Montes, aunque esta obra no se estrenó, al igual que la que el propio Veiga había compuesto y que luego se convirtió en el himno oficial de Galicia. El músico falleció en 1906 en Madrid, donde fue profesor del Conservatorio Nacional y director del Orfeón Matritense. / J. M. G.