No te desnudes ante una duda: debes ser tú quien la seduzca.
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ULISES
Nadie me llamó para bailar un twist. Nadie fingió un desmayo al verme aparecer. Nadie en su sano juicio me retó a un duelo por haberle arrebatado a una mujer. Nadie me esperó veinte mil años en la isla olvidada. Ningún perro me reconoció a mi regreso. Ninguna cicatriz adorna mi cuerpo. Nadie, excepto yo, viaja conmigo en el afán de encontrarte. Nadie me vio partir. De hecho, nadie sabe que nunca he partido.
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Dormí sobre tus pechos toda la sinrazón de la que pude hacer acopio.
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Una densa niebla cubre a vuestras parejas de baile. Ha bajado de las montañas como una astuta manada de lobos, como una red tupida que os impide seguir la música. En un momento dado la muerte sonríe como si se fuese a morir sin saberlo.
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Ya sólo me gusta lo que no me gusta.
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Se nos ha ido de las manos: tendremos que deshacernos de King Kong.
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No quería besar a la novia, aunque fuese la suya. Tampoco le gustó el roast beef, y menos departir con los invitados. Falleció en el cuarto de baño, minutos antes de que sonase el vals que nunca sonó.
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El fondo no se toca con los pies, sino con las yemas de los dedos. Al fondo sólo llegan los iluminados.
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La vida sólo es fácil para la vida. A los demás nos cuesta lo nuestro.
