Beben como cosacos, pero se hacen arrumacos y se quieren de verdad. Sólo viven de noche, entre insultos y reproches al fondo de algún bar. Saben que la dicha no es longeva, y que no caerá esa breva de alcanzar la eternidad… pero piden una y otra copa, esperando la derrota con estoica dignidad.
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Todos tenemos otras vidas. Poco importa si las hemos vivido o no.
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Sólo otra caricia puede superar a una caricia.
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Te quise tanto que todavía te quiero.
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El mundo sería mejor sin sus bancos más bonitos.
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Antes o después regalamos nuestra vida a “lo que tenga que ser”.
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El mundo nunca escucha lo que tienes que decirle.
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Podrás encontrarme a desmano de mí mismo.
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El abismo es el espejo.
