A principios del siglo XVIII la alta alcurnia veneciana fue protagonista de episodios de inédita promiscuidad, lujuria y desenfreno. Era tal la frenética vida sexual de aquellos individuos que incluso se permitían el descaro de hacer el amor en el teatro. Hoy se les recuerda en los libros de Historia rigurosos y bien documentados como la “sociedad perfumada”, por su afición a los “polvos de palco”.

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El Etna ha entrado recientemente en erupción. No se sabe si para regurgitar a Empedocles o simplemente porque le duele lava rriga.

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Me aburre la cerveza del empate sin goles.

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La vida canta desprevenida la canción de cuna de un niño que nació muerto.

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Soñar con una caricia es la peor de las caricias que puedes hacerte.

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Se inspiró en ti para acostarse con otro.

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Me ahogo en un vaso de agua, incluso cuando está vacío.

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Me gustaría morir de indiferencia