Estamos ante una penosa reiteración que aflora en similares términos una y otra vez a lo largo de los años, creo que desde mis primeros recuerdos de la infancia. En esta oscura realidad aparece ahora un grupo de países, los mismos que con su condescendencia ignoraron la masacre que, unidos bajo el espíritu de la Conferencia internacional de donantes intenta recabar fondos para la reconstrucción de la llamada Franja de Gaza. Tal reconstrucción según cálculos expertos ronda los cuatro mil millones de dólares que, para no caer en lo excepcional, viene a ser una cantidad parecida a la anterior devastación del año 2009.

La historia se repite con tozuda insistencia. Algunos podrán presumir de nuevo ante la misma comunidad internacional de ese espíritu de solidaridad que no demostraron ante la tragedia del pueblo palestino, masacrado bajo el impacto de los misiles israelíes. Quiénes se van a beneficiar de los jugosos contratos de la reconstrucción, ni se sabe. Seguramente serán los mismos que se lucraron con la masacre en los ataques del Ejército israelí. Y vuelta a la calma.

Pues bien, de eso se trata. Tras la última campaña de Israel se ha vuelto a convocar la misma Conferencia internacional de almas benefactoras para proceder una vez más a esa reconstrucción de la cada vez más exhausta Franja de Gaza. Como es ya costumbre, aquí no hay culpables.