No hay aquí espacio para detallar los revulsivos cambios que ha experimentado A Coruña en poco más de tres años. Solemos despreciar rápido los éxitos de los que gobiernan y más cuando se entremezclan distorsiones, enredadores y exigencias malintencionadas de no poner en valor obligaciones cumplidas. Lo cierto es que en el 2011 se ha puesto en marcha una máquina que está sabiendo hacer lo que dijo. Hace 40 meses las cosas estaban igual que Pearl Harbor en 1941. A Coruña supo sobreponerse con nota, igual que Roosevelt en 1942 -valga el crudo ejemplo y no se confunda con Truman- los mandos de A Coruña han sabido detectar las oportunidades, y han puesto en marcha ideas sin tonterías, escuchando y haciendo. La mayoría de los coruñeses son como aquel oficial de submarinos que se presentó ante Roosevelt diciendo "tengo una idea", a lo que el presidente contestó "le escucho, los de submarinos no tienen tiempo para tonterías".

Teníamos una ciudad sin ánimo, gris, con baches y canteras, un casco histórico despreciado, calles sin abrir, miles de vecinos pidiendo que no los aislaran, barrios olvidados en los que nada se movía, cosas sin pensar, mal pensadas o que no pasaban del papel, sin rumbo, ni estrategia, lejos del futuro, con oportunidades desaprovechadas, una ciudad cansaba de gritar sin ser oída, pero con una gran fuerza, la del consenso otorgado en las urnas del 2011.

Las cosas han cambiado bastante, y eso lo puede constatar cada uno observando lo que se mueve, lo ejecutado, gestionado o organizado y no solo desde la tradicional burbuja municipal sino con un planteamiento integral y propio que involucra a todas las administraciones para que A Coruña y su comarcan vayan cumpliendo sus objetivos y sigan avanzando sin tonterías..

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