Publican los medios de comunicación que el presidente de Iberdrola cobra casi lo equivalente a lo que cobran 700 trabajadores de sueldo medio. ¡Un solo hombre cobra el doble de lo que cobra toda la plantilla de la Policía Local de A Coruña! ¿Se lo pueden imaginar?

Esta noticia retrotrae a mi memoria una anécdota de tiempos pretéritos, cuando los policías locales eran guardias municipales. A la sazón, una persona se acercó a uno de aquellos guardias para preguntarle la ubicación de un bar. El guardia, después de pensarlo un momento, le dijo que lo sentía mucho, pero que no podía ayudarle porque no lo sabía. El requirente, de modales manifiestamente mejorables, le espetó: "Pues deberías saberlo; para eso te pagan". El agente -que ya cobraba varios trienios- le contestó: "A mí me pagan por lo que sé, y le aseguro que mi sueldo es tan exiguo que a duras penas me alcanza para malvivir. Si me pagaran por lo que ignoro podría tener hasta avión privado".

Los desorbitados sueldos que cobran algunas personas solo se pueden entender si les pagan por lo que ignoran, porque si les pagaran por lo que saben, nadie, ni siquiera si se reencarnara Leonardo da Vinci (para muchos, el mayor genio de la humanidad), podría saber tanto como para cobrar esas cantidades. Tal vez esto explique los sablazos del recibo de la luz: demasiados consejeros y directivos que deben de cobrar por lo que ignoran.