Perros en el parque

Estos días se está hablando mucho del posible envenenamiento de perros en el parque de Santa Margarita. A pesar de no estar confirmado, hay que reconocer que sería una verdadera atrocidad, cuyo peligro iría mucho más allá de lo que pudiera afectar a las mascotas. Todos sabemos lo concurrido que está el parque por niños y personas de la tercera edad. Lo cual añade un plus de peligrosidad a esas acciones. Pero al tiempo que se busca al culpable o culpables de tamaña locura, también es lógico buscar los motivos que llevan a que estas situaciones se produzcan. El primero, sin duda, lo da el Concello por falta de vigilancia para que los propietarios de animales cumplan las normas, y no oír a los ciudadanos que varias veces (a la Corporación anterior) le han pedido que amplíen la zona destinada a los perros por la misma ladera en que está situada, y que es la parte menos usada por los humanos. Y algo importantísimo: es necesario que se abra una entrada al recinto destinado a los perros, por la calle San Mateo, para que los perros no tengan que entrar a través del parque. De esa manera no habrá los problemas que ahora mismo están causando. La mañana del 22 de agosto he estado pendiente de las dos entradas por la ronda de Nelle, y he visto cómo todos los perros, nada más entrar en el parque, lo primero que hacen es orinar en las zonas de césped, sin que sus dueños hagan lo mínimo por que lleguen a la zona reservada para ellos. A muchos les sueltan nada más entrar, a pesar de las señales que lo prohíben. Pude también ver cómo algunos perros se suben a las fuentes y beben directamente, donde después lo van a hacer niños o mayores. A esa hora no había ni un solo policía vigilando esa zona. Vecinos y usuarios del parque estamos cansados de la chulería de los propietarios de los animales, que se ríen en nuestra cara, o se enfrentan si alguien les reclama por no cumplir las normas. Y ya no hablamos de las calles que llevan al parque, por donde la gente tiene que caminar con la cabeza baja para no pisar los excrementos, y soportando los olores que ni el invierno con su lluvia continua consigue atenuar. Pedimos a la nueva Corporación que aumente el recinto destinado a los perros y cambie el acceso por la calle trasera del parque, San Mateo, y prohibiendo la entrada a través del parque. Pedimos también más vigilancia y limpieza, y le recordamos que la proliferación de tantos perros en la ciudad también puede ser una fuente de ingresos. Registro, chips e impuesto, salvo en aquellos casos en que sirvan de lazarillo o por indicación médica. Si no se oye a los vecinos y se hacen cumplir las normas, no es posible la convivencia, y siempre habrá el riesgo de que algún loco provoque una desgracia.