Mi señor padre (Q.E.G.E) que era un gran erudito con una larga carrera como zapatero de pueblo y que, además, sabía las cuatro reglas, lo tenía clarísimo: "As cousas son moi simples e sinxelas, pero os que saben complícanas para que non as entendamos os que non sabemos".

Tal vez esa sea la explicación que yo no entienda cómo puede entrar en la cárcel por desobediencia a la autoridad (al no acatar la orden de derribar la casa que les da cobijo y que, al parecer, fue construida en terrenos protegidos) una abuela canaria que tiene a su cargo una familia numerosa, mientras que el señor Mas, que lleva más de un lustro pasándose las leyes que juró -o prometió- respetar, por el forro de sus caprichos y haciendo con las sentencias y resoluciones judiciales otro tanto, e incluso se permite desviar fondos públicos para su quimérica causa, no sea, al menos, inhabilitado.

Seguramente se debe a que la abuela canaria representa un grave riesgo para la unidad de España, mientras que don Artur, alias el Astuto, es un chistoso que hace felices con sus bufonadas a los ingenuos separatistas, pero es totalmente inocuo para la seguridad nacional. Eso solo lo pueden entender los que saben y, tal vez, Temis (la diosa de la Justicia, que se representa con los ojos vendados). Los que no sabemos seguiremos sin entenderlo.

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