Hace aproximadamente un año escribí a este diario para mostrar mi descontento al colectivo de cazadores por la poca responsabilidad que demuestran tener tirando tiros de escopeta, perdigones perdidos al aire, por los montes donde acude mucha gente a disfrutar de la naturaleza.

Ojalá que estas palabras, que vuelvo a escribir con mi mejor intención y buena fe, sirvan al menos de precedente para que alguien se mueva al respecto, antes de que ocurra cualquier desgracia por culpa de un mal disparo. Que sirva para que toda la gente que va caminando, en bicicleta o corriendo, pueda disfrutar sin miedo de algo tan bonito como nuestros montes.

Y lo peor de todo es tener que leer noticias en prensa como que "estalla la guerra del plomo" donde los cazadores claman al aire contra la posible prohibición de uso de este metal en sus municiones. Qué más da un metal que otro.

Como escribí anteriormente, señores cazadores: cambien esa forma tan peligrosa de diversión por algo tan sencillo y relajante como salir a dar un paseo o a pedalear, todos saldremos beneficiados, incluyendo también a los pobres vecinos de los cotos de caza, que durante la temporada, tenemos que aguantar los tiros, las balas, y también los ladridos de los pobres perros encerrados y enjaulados en los coches.