Es muy frecuente entre nuestros dirigentes políticos en el gobierno ahora y antes usar y abusar de los conceptos, de definiciones, adjetivos, frases hechas (que se dicen sin pensar, porque si se pensaran no se dirían casi nunca) que suenan ya vacías, a mentira, a todo lo contrario: justicia, igualdad, iguales ante la Ley, nosotros los demócratas, honestidad, etc., que resultan sospechosas, repulsivas, malolientes? Se repiten demasiadas veces.

Porque nadie es lo que dice ni lo que aparenta; sino que hay que ver la relación que hay entre la teoría y la práctica y, en caso de duda, debe predominar lo que se hace. Pongamos un ejemplo: el voto por correo, que parece un examen para oposición, de lo complicado que lo hicieron, tanto el PSOE como el PP, que lo ha complicado. Y sigo. Porque son nada menos que casi 2 millones de posibles votantes, de ciudadanos españoles en el extranjero, por diversas causas. Parece que les tienen miedo, cuando el motivo de su estancia foránea es muy diversa, por lo que aún se entiende menos que se lo pongan tan difícil. Es extraño y, en su caso, poco democrático. Tanto monta, monta tanto el PSOE como el PP. Al igual que sucede con la ley electoral, que es muy poco democrática.

Por eso cuando hablan de seguridad, entiendo al contrario (véase la ley mordaza), justicia (sueldos de 500 euros), Estado del bienestar que, en el fondo, es el Estado de las corruptelas. Y así podríamos seguir un largo rato, citando hipocresía, mentira y farsa.

Un Estado de las corruptelas que creó el felipismo con el famoso pelotazo, al que se apuntó CiU y PP, que tan bien les fue, no porque todos sean corruptos, sino porque permitieron que, el que quisiera fuera corrupto; fomentaron la economía más especulativa.

Hace falta mucha higiene democrática.

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