He tenido, como otras diez mil personas más, la gran suerte de poder asistir junto a mi hermano a los siete partidos de la Copa del Rey de baloncesto celebrada el pasado fin de semana en A Coruña, y he de decir que la sensación que me deja no puede ser más satisfactoria. Los equipos que la han disputado brillaron a un altísimo nivel, ofreciendo por momentos acciones de gran baloncesto, y como si por el pedir del soberano público de un coliseum romano fuese, mandando a dos de los favoritos al título fuera del torneo a las primeras de cambio, uno a los leones y otro a galeras a remar. ¿Se puede pedir más? Sí, que el Miudiño entonado por los gallegos presentes en la puesta de largo del Obradoiro retumbe por siempre en el silencio de las gradas del recinto coruñés. Todavía perduran por estos lares los pelos como escarpias. Las aficiones dignificaron el buen nombre de este magnífico deporte, eterno segundón del fútbol que tanto debería aprender de ellas, entremezcladas por las gradas y sin problema alguno, disfrutando durante cuatro días de la hospitalidad de la ciudad donde nadie es forastero y llenando de color con sus bufandas y de algarabía con sus cánticos cada rincón de las calles de la urbe.

¿Y A Coruña? ¿Contenta con el paso de la Copa por sus latitudes? Hosteleros y demás servicios han hecho su agosto en febrero, vaya si estarán contentos. Además, ha demostrado estar más que preparada para acoger casi cualquier evento que se proponga organizar, reivindicando algo más de protagonismo para esta esquinita donde por siglos y tristemente aún parece que ahora, se situaba el final de la tierra.

Tan solo, buscando un pequeño borrón ya que las críticas constructivas enriquecen para tiempos futuros, cabe decir que la organización obvió en demasía al Básquet Coruña. De acuerdo, no posee condición de equipo ACB, pero no sobraba la invitación en algo tan sencillo como por ejemplo, su presencia en el sorteo de partidos. Pero ¿Quién sabe? Quizás sea cosa del karma y lo venidero a esta omisión al baloncesto coruñés sea el ascenso a la máxima categoría nacional.

Ojalá que así sea, pues existe un deporte llamado baloncesto que ha demostrado que cada día gusta a más y más gente.

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