Pasaron, desde que se celebraron las elecciones generales del 22 de diciembre, las dos fiestas más importantes del catolicismo, como son, la de Navidad y la Cuaresma.

La primera es una festividad litúrgica que transmite alegría, reuniones familiares, y haciendo un símil con el resultado electoral, podríamos decir, que también éste nos produjo, a una gran parte de la población española, la satisfacción, por otra parte ya esperada según todas las encuestas, que se había terminado con el bipartidismo clásico del PP y el PSOE, además de poner punto final a las mayorías absolutas.

Después de dos meses de espera, tras el desplante al Rey, del presidente en funciones del gobierno, para no atreverse a tratar de conseguir los apoyos necesarios para formar gobierno, vino el candidato del PSOE, y se atrevió a intentarlo, sin conseguirlo.

Personalmente confiaba que con la llegada de la Cuaresma, con cuarenta días de meditación y una profunda reflexión, se vería la luz, pero no fue así ya que no se ha movido nada en el ámbito político de nuestro país, salvo los viajes que los distintos dirigentes políticos han llevado a cabo, de norte a sur, de este a oeste de nuestro territorio nacional, montando reuniones con las bases de sus respectivas organizaciones o sus respectivos comités ejecutivos. Todo ello, bien más parece estar más bien a los actos previos a una próxima campaña electoral, que a preocuparse por lo que en estos momentos interesa y acucia a los españoles y a la propia Unión Europea, como tratar de formar un gobierno con los mimbres, que les han dado los españoles con su voto.

Han pasado más de cien días, y las cosas siguen estando igual de confusas que el 23 de diciembre. De las tres fuerzas políticas mayoritarias, cada una de ellas no quiere pactar o llegar a algún acuerdo con una de las otras dos. Es como cuando éramos niños, y siempre teníamos a uno con el que ese día nos enfadábamos, pero al cabo de muy poco tiempo ya hacíamos las paces con él. Nuestros dirigentes políticos actuales se comportan como verdaderos niños: "Hoy no te hablo", y dentro de muy pocos días están cogidos de la mano y hasta formando un gobierno con él.

Durante todo este periodo de tiempo nos vemos abocados a tener un gobierno en funciones, y por estar en funciones, nos pretenden convencer que por tal motivo no tienen por qué comparecer ante la sede donde radica la soberanía nacional, es decir, ante el Congreso de los Diputados, para que las actuaciones del gobierno en funciones puedan ser objeto de control por sus señorías. No nos debe valer lo que algunos ponen de manifiesto, como es el que no se adoptan decisiones importantes, sino que son todas ellas de mero trámite. Digo que no nos vale porque hay concretamente una decisión que nos afecta en gran manera a los gallegos, y me refiero a la prorroga concedida a Ence, tras la renuncia del gobierno de la Xunta para endurecer los exámenes ambientales. De esta manera, el gobierno en funciones concede a Ence la prorroga de la concesión marítimo terrestre, que vencía en el año 2018 hasta nada más y nada menos que el año 2073. Es decir, diez años más de los cincuenta que reconoce la propia ley, y todo ello pese a que el señor Feijóo decía allá por el año 2013 que el desmantelamiento de la factoría era irrenunciable.

Será una casualidad que dos meses antes de que la nueva ley fuese publicada en el BOE, Ence nombró consejera a Isabel Tocino, exministra de Medio Ambiente con José María Aznar y consejera electiva del Consejo de Estado, con una retribución que en 2014 alcanzó los 68.000 euros anuales. También se apunta en algún medio de comunicación, que con esta prorroga Ence puede ser vendida en las condiciones que previamente ya fueron pactada. Para llevar a cabo estas chapuzas, de prisa, por la puerta de atrás, y en el ultimo minuto, sí tienen tiempo algunos dirigentes políticos.

LA OPINIÓN publica opiniones de sus lectores, así como réplicas y sugerencias de interés general que sean respetuosas hacia las personas e instituciones. Las cartas pueden ser enviadas a LA OPINIÓN por vía postal (C/ Franja 40-42 15001 A Coruña), por fax (981 217 402) o por correo electrónico/cartasaldirector@laopinioncoruna.com). Deben tener como máximo 20 líneas e incluir nombre, apellidos, DNI, domicilio y teléfono de contacto. LA OPINIÓN se reserva el derecho a extractarlas.

Cláusula Legal: LA OPINIÓN A Coruña S. L. (C/ Franja, 40-42, 15001, A Coruña), le informa que sus datos de carácter personal facilitados en este formulario de cartas al director, serán incorporados a nuestros ficheros y tratados automatizadamente. De acuerdo a la L.O.P.D. 15/1999 (Ley Orgánica de Protección de Datos), vd. podrá ejercer su derecho de acceso, rectificación, cancelación y oposición conforme a dicha ley. El titular de los datos se compromete a comunicar por escrito a la compañía cualquier modificación que se produzca en los datos aportados.