Un gran amigo (J.A.B), médico, dijo refiriéndose a su profesión: "Hace falta vocación... y el médico es una persona que vive y trabaja para otras personas. Hace falta compromiso poniendo rigor en todo lo que se hace". Él lo cumple todos y cada uno de los días.

Me gustó y pensé en los políticos porque, según ellos dicen, tienen vocación, alguno para enfatizar dice que ganaría más dedicándose a otros menesteres, y también, en sus discursos, se comprometen y adquieren compromisos.

Estoy seguro que esto es lo que todos los ciudadanos esperamos de nuestros políticos.

Visto así parece que todo cuadra, pero la realidad nos demuestra lo contrario.

Con el paso del tiempo todo esto se diluye y unos y otros empiezan a actuar exclusivamente en base a sus intereses y los de sus partidos dejando a un lado el interés general.

Buen ejemplo de ello es la situación que estamos viviendo ahora en este país. Vuelta a empezar.

Es evidente que hasta aquí nos han traído por sus propios intereses y los de sus partidos. Los ciudadanos esperábamos acuerdos que nos garantizaran un futuro mejor. Es más, nos han mantenido en vilo hasta el último momento. Tanto es así, que algunos esperábamos el milagro in extremis.

En una entrevista un político dice que "a nadie le apetecen los debates preelectorales". Desde mi punto de vista y el de muchos ciudadanos los debates son necesarios y forman parte de sus obligaciones. ¿Cómo vamos a saber si no, los que votamos, cómo piensan ellos y sus partidos?

Han demostrado su incapacidad para trabar alianzas y negociar, lo han hecho y pueden volver a hacerlo en el futuro. Por ello, creo que si compartimos nuestra indignación y juntos les hacemos ver nuestro hartazgo e irritación estoy seguro que conseguiremos que comprendan que tienen que rectificar y trabajar para nosotros. Aunque, a veces, nos sintamos impotentes debemos tener claro que la impotencia no es una buena razón para dejar de intentarlo. Como dijo Philip Pullman: "No existe gratificación alguna para los sentimientos frustrados".

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