Y la entrega un colectivo gay. Así es, la asociación Lgtbi, ALAS Coruña, ha entregado al Deportivo el premio Marcela y Elisa por su visibilización de la causa homosexual al sumarse a la campaña LaLigaArcoIris. Supuestamente ha sucedido en febrero de este año y del pasado pero hagan ustedes acopio de fe, mucha, mucha fe, para creerse que ha habido tal visibilidad. Pensar que una escueta nota en la web del club, ninguna foto oficial e irrelevantes notas en los medios de comunicación son una acción significativa en la defensa de los derechos del colectivo Lgtbi, es como creerse que la virgen Nuestra Señora María Santísima del Amor condecorada por el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, realmente desvía las balas que van contra la Policía Nacional. En fin, que la condecoración de los unos y de la otra es tan pareja que pertenecen a la credulidad religiosa.
Si quisiesen premiar acciones más importantes y visibles bien podían haberlo hecho al club de Voleibol Calasancias que ha incorporado recientemente a una transexual, a la Xunta de Galicia que acaba de publicitar un protocolo de trato a los transexuales en los centros educativos, al propio gobierno municipal de La Marea que colgó la bandera del Orgullo Gay en el balcón del ayuntamiento hace ahora casi un año y por primera vez en la historia de esta ciudad o, como yo les sugerí en su día, a la marca Coca-Cola (tenemos una fábrica en nuestra ciudad) por el magnífico anuncio en el que dignificaban con mucha ternura y amor el matrimonio de dos gais que tenían un hijo.
Este premio apunta a una maniobra del concejal Fito Ferreiro, integrante del colectivo ALAS y socio del Deportivo. Una maniobra que hace buena la frase atribuida a Castelao, mexan por nos he temos que decir que chove. Señores y señoras de ALAS, lo ofrecido por el venerado Deportivo a la causa Lgtbi es una limosna humillante, un paripé mezquino al que, lamentablemente, se presta su colectivo. Ahora ya sabemos que no hacer nada es lo que hay que hacer.
José Carlos Alonso Sánchez
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