A mi modo de ver, en España ocurre algo que a muchos ciudadanos nos llama poderosamente la atención. Me voy a referir concretamente a lo que está aconteciendo en los últimos cuatro años de legislatura gobernada por el Partido Popular. Es conocido por la inmensa mayoría de las personas de nuestro país, que estamos sufriendo posiblemente la etapa de nuestra historia en la que la corrupción se extendió como un magma por una gran parte de la Administración local y provincial, sin que nadie le pusiera freno a semejante vergüenza nacional. Día sí y día no saltaba, y continúa haciéndolo, una noticia o varias sobre diversas noticias relacionadas con alcaldes, concejales, diputados, sindicalistas, empresarios, etc., que incurrían en algún acto presunto de corrupción, por el que era imputado (investigado), o juzgado y enviado a la cárcel. La cuantía defraudada al resto de ciudadanos españoles es materialmente imposible de calcular, pero seguro que son muchos millones de euros que nos han robado o que tuvimos que pagar de más como consecuencia de los sobreprecios en la compra de viviendas o en la construcción de bienes públicos o por la concesión de servicios, que si eso hubiera ocurrido en cualquier otro país con una formación adecuada y políticamente democrático sería materialmente imposible que los dos partidos políticos más involucrados con esa forma de actuar no tendrían nada que hacer en unas elecciones que se celebrasen democráticamente.

En España todo parece distinto, pese al comportamiento de los dirigentes de los partidos políticos, que han sido imputados, investigados o condenados, incluso el propio partido como persona jurídica parece, o al menos eso se desprende de los últimos sondeos en cuanto a la intención de voto de los españoles, van a seguir estando en la creta de la ola política; uno el PP, diciéndonos que ganará las próximas elecciones generales aunque en minoría; y el otro el PSOE, que en el peor de los casos sería la tercera fuerza política en nuestro país.

Nuestra querida España, desde los Reyes Católicos (1492), hasta nuestros días, solo hubo dos momentos en nuestra historia en la que gobernó una fuerza política social demócrata de izquierdas. El primero fue con motivo de la instauración de la Primera República el 11 de febrero de 1873, tras la huida del rey Amadeo de Saboya y la constitución del llamado Gobierno Provisional. Duró escasamente 18 meses, ya que el 3 de enero de 1874 se produjo el Golpe de Estado del General Pavía, que nos condujo a la Dictadura del General Serrano, líder conservador de enorme prestigio en aquellas épocas, que se mantuvo en el poder hasta el 29 de diciembre de 1874, en el que tras el pronunciamiento militar del General Martínez Campos se restauró la monarquía bubónica con Alfonso XII. El segundo momento tuvo lugar con la Segunda República que gobernó durante cinco escasos años, descontados los tres y medio de la Guerra Civil, y sin descontar los dos años que gobernó la organización de derechas, la CEDA.

En definitiva, en España, durante 525 años ha gobernado la derecha, con muchos años de corrupción y tenemos que ser conscientes de que fue ella la que nos enseñó y nos hizo de la forma y manera que somos y reaccionamos ante la corrupción, a diferencia de lo que ocurre en otros países de nuestro entorno.

Ya está bien de tanto de lo mismo

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