Gracias a todo el personal, sanitario y de recepción, que atendéis en las Urgencias del hospital Quirón de A Coruña y lo extiendo a todo el personal sanitario y no sanitario que atendéis y acompañáis a cada paciente en cualquier hospital o centro de salud como si fueran vuestro padre, madre, hermano o hermana, hijo o hija.

¿Cómo corresponder a que nos dediquéis la mejor de las sonrisas y el más entrañable cariño cuando uno va allí del peor de los humores, sufriendo?

¿Cómo agradecer que después de todo lo que habréis visto no os hayáis deshumanizado?

¿Cómo se puede agradecer que sigáis viendo el dolor de uno y lo compartáis?

¿Que me acariciarais el corazón con un "Princesa, no pasa nada" mientras me poníais una vía?

No hay manera de devolverlo.

Vais desprendiendo cariño y tranquilidad en cada palabra, en cada gesto, en cada sonrisa, en cada guiño de ojos. Y eso no se paga con nada.

Y, encima, tampoco es que yo sea muy expresiva y, muchas veces, no he gritado un gracias en el oído de alguien no porque no se lo mereciera sino por vergüenza... pero si, alguna vez, desesperados por las circunstancias, por alguien especialmente desagradable o por estar a diario viendo miserias humanas flojeáis, y pensáis que lo que hacéis no vale de nada, o que da igual recibir con una sonrisa o con una mueca desagradable porque nadie lo aprecia, mando esta caricia a vuestro corazón: Gracias. Gracias por no solo curar, por no reducir vuestro trabajo a lo esencial, por ir un paso más allá.

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