La noticia aparecida en LA OPINIÓN el día 30 de junio de 2016, página 6, dice en titulares lo siguiente: Pocomaco elige como nuevo presidente a Ricardo Tormo. Y en el texto dice: "La Junta Directiva de la comunidad de Pocomaco ha elegido como nuevo presidente de la comunidad y presidente de la comisión ejecutiva a Ricardo Tormo Marsigniani de la empresa Sata. Tormo relevará al hasta ahora presidente Rubén Ocampo tras cuatro años al frente?". Esta es la noticia. Y esta noticia ha sido fuertemente criticada por numerosos propietarios y ocupantes de Pocomaco, porque tal elección no ha existido realmente, ya que, conforme a los estatutos, la elección del presidente y demás cargos directivos corresponde a la Junta General, que no ha sido convocada con este fin, como es preceptivo. Nos encontramos pues ante una verdadera usurpación por parte de la Junta Rectora de las funciones y atribuciones que corresponden a la Junta General. ¿Con qué fin? Esto exige una explicación.

No ha habido explicación oficial, pero sí oficiosa. Determinados miembros de la Junta Rectora han largado en diferentes ámbitos de Pocomaco que la elección del presidente a espaldas de la Junta General ha sido respaldada por un informe jurídico que, según dicen, avala tal elección. No es posible y por ello dudamos seriamente de la existencia y realidad de tal informe jurídico y, en todo caso, no admitimos su contenido si es el que estos directivos dicen que es. El artículo 15 de los estatutos de Pocomaco es claro y concluyente: "La Junta Rectora estará integrada por un presidente, un vicepresidente, un secretario, un vicesecretario, un contador y un número de vocales? Todos ellos habrán de ser elegidos por la Junta General?". Y la Junta General no solo no ha elegido nada, sino que ni siquiera ha sido convocada y, por lo tanto, lo que ha habido es un reparto de cargos entre los miembros de la Junta Rectora con una evidente finalidad de ocultación a los comuneros de la auténtica realidad de la gestión del polígono.

Y el conocimiento de esta realidad es lo que demandamos muchos de los ocupantes y propietarios de Pocomaco: que se les dé cuenta de la gestión de la Junta Rectora, que se les explique claramente y con la máxima transparencia el destino que se da a sus dineros que es el fin último de la gestión directiva; y, a la vista de lo que está ocurriendo con la Junta Rectora, que se le dé cuenta también de cuáles son las oscuras intenciones de este reparto de cargos. Y eso no solo no se está haciendo, sino que se están poniendo los medios para que no se pueda llegar a conocer. ¿Cómo nos vamos a extrañar después de que haya corrupción? Lo raro es que no la haya.

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