A la vista de estas cosas, me refiero a los ya famosos papeles de Panamá, cunde el desaliento sobre la condición humana, que puede ver a millones que no tienen ni lo mínimo y a la vez a una minoría de poderosos que atesoran. Ni siquiera este ejemplo de global avaricia remueve la conciencia de quienes pueden cambiar al menos algo.

No pienso que lo que diré a continuación esté traído por los pelos, sino que hace al caso: estamos en una sociedad en la que los vicios son no solo tolerados (que es inevitable, porque no se puede obligar a nadie a ser virtuoso), sino alentados y publicitados. La única norma moral es que cada uno haga lo que quiera con tal de que no sea delito. En la práctica se puede ser adúltero, drogata, estrella porno, y qué sé yo mas. Es su opción, se dice.

Pero si eso es así, no sé qué se puede oponer a los ricos de los paraísos fiscales si no es delito. ¿Falta de conciencia social? ¿Hipocresía porque algunos daban lecciones de su cercanía a los marginados? Si todo se justifica por el hecho de darse, si todo es una opción, esto también lo sería. Así, la única ideología que queda en pie es el cinismo.

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