El fotoperiodista estadounidense James Nachtwey, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2016, opina que la difusión de imágenes explícitas sobre la brutalidad, la miseria y la indecencia contribuyen a despertar e incomodar conciencias dando lugar a respuestas humanas que pueden frenar el avance de la bestialidad, la arbitrariedad y la indiferencia, es decir, capaces de reducir el volumen de sufrimiento presente en el mundo. Y es que, en realidad, la barbarie, el horror y la injusticia se establecen y mueven con gran soltura y tranquilidad en entornos cerrados y opacos, en espacios donde no llega la luz informativa y emocional, en lugares donde predomina la penumbra del desconocimiento y la ausencia de viento de solidaridad y empatía. Las guerras no son como los videojuegos, sin embargo, buena parte de las imágenes de conflictos bélicos mostradas en los informativos televisivos pueden dar lugar a confusiones. Desviar la mirada y mantener refrigerados los sentimientos es una buena receta para permanecer atrapados en el fango humano.

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