Dicen que los europeos tenemos grandes valores, frente a civilizaciones desalmadas, fracasadas o ignoradas, hemos construido la nuestra en valores humanistas basados en la defensa de los derechos humanos. Nada menos que a nivel universal y el acuerdo y la cooperación por encima de la dominación y el conflicto. La nuestra, sabido es, hunde sus raíces en la Grecia clásica y llega a nuestros días, incluso mejorando, en cada salto cualitativo en los muchos que hemos dado. Pero algo falla en el relato que supone a los europeos una cultura superior, sobre todo si observamos la indiferencia de los poderes públicos y privados ante el drama que se desarrolla en el Mediterráneo. Miles de muertos nos recuerdan con su silencio que los valores hay que demostrarlos y que los gobernantes son impávidos guardianes de cementerios bien alimentados, aterrorizados porque la invasión pueda acabar subvirtiendo sus valores y su forma de vida.

Digamos que ante el macabro espectáculo hay una buena gente que hace lo que puede, mientras otros miran hacia otro lado, para no sentirse herido. Así que Europa está perdiendo sus valores pero ¿alguna vez los tuvo? Retrocediendo desde las guerras del medievo, hasta Napoleón que impuso sus "valores" a cañonazos, ya se sabe que la guerra es lo mejor para ganar la paz; y la fraternidad no es buena para los negocios.

Con el tiempo, los cultos europeos, orgullosos de sus valores se dieron cuenta que quedaba mucho mundo por conquistar y con entusiasmo nos dimos a ello. Los ibéricos seguimos explotando las colonias. Los aliados británicos se hicieron con la India, además de participar en el reparto de África, momento pintoresco en el que Leopoldo de Bélgica se adjudicó a título personal Congo, Leopolville, como si fuese su finca particular. Por cierto, la esclavitud persistió en América y en España y sus colonias hasta mitad del siglo XIX. Con el tiempo las cosas no mejorarían. La I Guerra Mundial dejaría 10 millones de muertos y 20 de heridos. Durante la II (según los valores arios hitlerianos) se inventaron las cámaras de gas para matar a millones de personas de un total de 60 millones que dejaría la guerra.

En España, además de sufrir una cruel guerra civil, tenemos el honor de ser el segundo país del mundo, después de Camboya, con mayor número de desaparecidos.

Claro que los tiempos han cambiado, por eso ahora contribuimos a destruir Iraq, bombardeamos Siria, arrasamos Libia? un éxito tras otro, esa es nuestra verdadera historia. Dejémonos de hipocresías, la expoliación sigue a cuenta de esos valores, pero los negocios primero.

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