Pero ¿qué habrá en sus cabezas?

No me hace ninguna gracia hablar de esos trasnochados podemitas que, surgidos del avispero de la Complutense madrileña, esparcen su odio estalinista por toda España (y parte del extranjero). Pienso que sus 5 millones de votos son el fruto de una concatenación de hechos -por todos conocidos- que originaron una tormenta perfecta y que, una vez que amaine el temporal, volverán a ser lo que eran: grupúsculos que solo representan la pimienta de la pluralidad democrática, por lo que muchos de sus seguidores caerán de la burra (pues carecen de categoría para caer del caballo, como Saulo), y al abrir los ojos se darán cuenta (si se me permite el retruécano) que con el cuento no se va a ninguna parte. Pero ver entrar en el Parlamento de España al macho alfalfa remangado, para justificar la negativa a respetar un minuto de silencio a un cuerpo humano que acababa de perder la vida, me lleva a preguntar pero ¿qué habrá en esas cabezas?, además de serrín, para que se comporten de un modo tan abyecto? Desde luego, lo que seguro no hay es un mínimo de humanidad.