Se ha puesto de moda el populismo. Han sido los partidos políticos denominados liberales los que lo han puesto de moda y uno no deja de preguntarse, ¿por qué? Casi cualquier cosa puede ser llamada populismo pretendiendo asociarlo con algo autoritario, corrupto, vulgar, demagógico, etc. y no importa si se trata de la izquierda radicalizada o de la extrema derecha, pasando por Estados Unidos con Donald Trump.

Es obvio que son catalogados de populistas aquellos cuyas proposiciones políticas no se corresponden con los estilos políticos o políticas de los partidos establecidos.

Está claro que las tendencias políticas llamadas populistas están consiguiendo resultados electorales importantes y esto preocupa a los partidos establecidos y tanto es así que ya se están preguntando cuál deberá ser la estrategia para combatir el populismo.

En los últimos años los casos de corrupción, la política de confrontación, los recortes del sector público, y un largo etcétera han llevado a los ciudadanos a una situación en la que ya no es seguro el puesto de trabajo, su seguridad y, en definitiva, han conducido al empobrecimiento económico y cultural.

Es por ello que aquellos que ofrecen, con grandes dosis de emoción, la garantía de revertir la actual situación consiguen resultados electorales hasta ahora impensables. En una reciente conferencia, Didier Eribon afirmaba: "La extrema derecha repite con éxito que son los legítimos representantes de los trabajadores. La izquierda perdió interés en la gente corriente, los trabajadores".

Es por todo esto que yo, sin ser un experto, les propongo como estrategia: salgan a la calle, preocúpense por los problemas reales de los ciudadanos, definitivamente acaben con la corrupción, y desde luego apliquen políticas sociales que conduzcan de manera explícita al mejoramiento de calidad y de las condiciones de vida de la población, propongan cambios que reviertan la pobreza y la inequidad, promuevan el fortalecimiento de los estados democráticos y de la ciudadanía, estructuren políticas económicas y sociales que redunden en la recuperación, acaben con la pobreza infantil.

En definitiva, piensen en empleo, pensiones, sanidad, educación, pobreza infantil, dependencia y protección social.

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