El territorio del Sáhara está administrado por Marruecos desde 1975, en espera interminable de un referéndum de autodeterminación dispuesto por Naciones Unidas. El viejo conflicto reverdece de manera insospechada, justo a los pocos días del retorno de Marruecos a la Unión Africana, de la que había desertado a raíz del reconocimiento por la organización de la República Árabe Saharaui.

Lo dramático es que los inmigrantes subsaharianos, víctimas durante largos años de las mafias organizadas, han pasado a convertirse en una mercancía más en la que juegan como chantaje los intereses comerciales, sin que se haya abordado a fondo la solución humana que exige la imparable corriente migratoria.