La noticia de que la Dirección General de Tráfico cuente con 32 cámaras que controlan el uso del cinturón de seguridad en red viaria gallega, es una buena noticia. No me cabe duda de que será un acicate para que, quienes eluden su uso, se lo piensen mejor.

Y al hilo de esto, y dado que los controles presenciales resultan complicados por razones obvias, a ver cuándo la tecnología desarrolla algún sistema capaz de controlar las diversas infracciones que se cometen con el alumbrado de los vehículos. Resulta penoso circular por la mayoría de los viales interurbanos convencionales soportando el peligro y las molestias que originan infracciones como, por ejemplo, carecer de luz en alguno de los faros principales (luz larga y corta) con lo que, no pocas veces, piensa uno que se va a cruzar con una moto y lo hace con un vehículo de cuatro ruedas; otros, por falta de pericia a la hora de sustituir una lámpara, lo hacen mal y las luces de sus vehículos parecen los ojos de un bizco. Y, por supuesto, no falta el conductor que, al cruzarse con otros vehículos, olvida sustituir las luces largas por las cortas, incluso si circula en una curva por su interior o, si lo prefieren, la curva es a su derecha.

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