Expertos alertan de que cuando uno tiene sus propios "hechos", este exceso de subjetividad impide construir el diálogo social.

En su informe sobre la era de la política posverdad, The Economist cita algunos comportamientos psicológicos respecto a la búsqueda del conocimiento.

Por un lado, existe la tendencia de las personas a evitar enfrentarse con los hechos que les forzarán a reflexionar más, a repensar sus argumentos ( cognitive ease). Por otro, se menciona un efecto que se produce en ocasiones cuando una persona confrontada con hechos que contradicen alguna de sus creencias más arraigadas, en vez de modificar su postura, sé reafirma más en ella ( backfire effect).

Viner explica las consecuencias de este tipo de fenómenos: "Cuando los hechos empiezan a ser todo aquello que tú consideras que es verdad, se hace muy difícil para cualquiera diferenciar los hechos que son verdad y los 'hechos' que no". Además, "cuando la distancia entre lo que uno cree verdadero y lo que dicen los hechos se agranda demasiado, siempre se puede arreglar con la teoría conspiratoria que esté más a mano", remata The Economist.

Así, entre los mecanismos psicológicos de las personas y las acusaciones de conspiración de los políticos, la situación se ha vuelto muy difícil: "Cada uno tiene su verdad y la discusión pasa a ser automáticamente imposible", se lee en el blog de la redacción de Le Monde. ¿Qué hacer entonces? En el mismo post se confía en que aún es posible recuperar la verdad empezando poco a poco, desde abajo: "Es imposible explicar las causas y los efectos de un mundo complejo en frases simples, que de todas maneras estarán siempre teñidas de subjetividad. Pero todavía hay una serie de hechos, demostrables por A + B, a partir de la cual se puede crear un debate".

Puede que no parezca una gran solución. O quizá se piense que ya se ha intentado otras veces. No obstante, la directora de The Guardian parece que también va en la misma línea. Para Viner, este proceso colectivo necesita de los periodistas: "Mi opinión es que lo que distingue el buen periodismo del malo es el trabajo: el periodismo que la gente valora más es ese del que pueden decir que alguien ha puesto mucho esfuerzo en él". A partir de aquí, se podría empezar un camino: "La verdad es una lucha. Se necesita trabajo duro. Pero es una lucha que vale la pena". M.U.

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