"¡A quién se le ocurre ir sola de noche!", es una de las expresiones que ponen de manifiesto el grado de penetración del machismo en la sociedad así como la asimilación de sus múltiples efectos. Y lamentablemente, con declaraciones políticas que abordan el maltrato desde la frivolidad, con voces mediáticas que ponen el sello de la duda en las denuncias realizadas por chicas que han sido objeto de abusos sexuales, con una cuarta parte de los jóvenes varones que ve con normalidad la violencia dentro de la pareja y con una abundante demanda de sexo de pago con mujeres esclavizadas, es muy complicado avanzar en los trabajos de impermeabilización social que pongan fin al calado de una educación anacrónica e irrazonable. Por desgracia, hasta la violación parece disponer de un viejo cobijo cultural construido al objeto de esquivar o amortiguar la condena de la ciudadana y la acción de la justicia.