Hay que reivindicar España. Es el eslogan que más se lee en un afán de bloquear el catalanismo separatista. Pero habrá que matizar qué España o mejor dicho qué proyecto de España reivindicamos. ¿La España de la bandera? ¿La España de la corrupción? ¿La España de las eléctricas? Tendrá que ser una España que estimule a todos, y por supuesto a los que no están a gusto. He ahí el problema actual e histórico. No está en quién gana sino en el cómo se va a gobernar después. ¿Qué pasará con las razones que estimulan al separatismo? ¿Se implantará el español sobre el catalán? ¿Se contarán cuántas banderas hay por cada parte? ¿Seguirá existiendo el pensamiento, en esta España del siglo XXI, de un complejo de pérdida, de desafección de lo español? ¿Estará aquí el origen del separatismo? ¿Será el eterno problema del complejo de rico que se hace pobre, la vergüenza del desposeído o la del fracaso que la generación del lejano 98 quiso enmendar? O, por el contrario, ¿será una transición inacabada y milagrosa por la que una población súbdita que aclamaba al dictador se hace demócrata sin ningún cursillo previo? Habrá que reflexionar dónde está la causa de este hecho maléfico que ensombrece nuestra historia.

Cataluña rica y próspera vuelve a las andadas y esgrime que España es franquista y les roba. Nadie lo entiende, y más de la mitad de los catalanes tampoco.

¿Es solo sentimiento y emoción? Vuelve el maldito cainismo de las "Españas enfrentadas", "españolismo contra catalanismo". El problema no está en "más España" sino en qué España queremos todos y no solo una parte aunque esta parte sea mayoritaria. El sentimiento de ser español no convencerá al catalanismo utilizando solo emociones o banderas. Seguiremos escondiendo el polvo debajo de la alfombra si no diagnosticamos el origen de la enfermedad. Nos falta mucho en educación cívica y cultura democrática, en aceptar lo divergente, confundimos o mal utilizamos el concepto de patria y nación con pensamiento único. Unos identifican España con unas siglas de un determinado partido político utilizando demagogia barata. Otros, no aceptan que dentro de España hay diferentes culturas con personalidad muy marcada y que el Estado debería proteger y estimular. Si nuestras universidades puntuasen en la competencia del saber mundial, si nuestra ciencia produjera premios nobel, si nuestra investigación produjera puestos de trabajo a nuestra juventud, si nuestra educación básica no se identificase con un partido político, si la Política (con mayúsculas) fuese sabia y equitativa con los ciudadanos, estoy seguro que no habría separatismos ni lucha de banderas porque España sería más España.

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