Enrique Rojas (Granada, 1949) es catedrático de Psiquiatría en el Centro Universitario Villanueva, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid, y director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas.

Especializado en la dolencia a la que ha dedicado su último libro

-Adiós, depresión-, Rojas sostiene que ésta se cura en un 90 por ciento de los casos.

-¿Qué es la personalidad?

-Junto con nuestro cuerpo, lo más propio del individuo.

-¿Y la madurez?

-Una persona madura es la que se conoce a sí misma, que tiene una buena ecuación entre corazón y cabeza, que tiene capacidad para dar y recibir amor, que sabe superar las heridas del pasado y que tiene un proyecto de vida coherente y realista.

-Creo que no conozco a nadie que cumpla todos los requisitos.

-Hablamos de madurez, no de personalidad perfecta. Una persona madura tiene fallos, defectos y comete errores, pero lucha por mejorarlos con voluntad y alegría.

-¿Se puede cambiar de forma de ser?

-Existen técnicas psicológicas y estratégicas para cambiar y corregir la conducta, las reacciones de ira, el mal control de uno mismo, la inestabilidad...

-¿Todo se puede corregir?, ¿la inclinación a la violencia, por ejemplo?

-No, hay cosas más difíciles, arraigadas en la genética.

-¿Cómo saber si un rasgo de nuestro carácter es genético o viene dado por otras cuestiones, como la educación?

-Hay tres raíces en el comportamiento: la herencia, el ambiente y la propia biografía. La parte hereditaria se llama temperamento, la adquirida es el carácter y la tercera es la historia personal. La parte hereditaria se puede modificar con farmacoterapia y con alguna psicoterapia en la que se explican los mecanismos que pueden desmontar esa patología.

-Habla de ´proyecto de vida´, ¿es imprescindible tener uno?

-Es uno de los ingredientes más importantes de la personalidad. Consiste en un programa con cuatro ingredientes: amor, trabajo, cultura y amistades, las cuatro patas que forman la felicidad.

-Es decir, que si falla alguna la cosa se fastidia.

-Si falla alguna hay que repararla. La felicidad consiste en tener una personalidad madura y un proyecto de vida coherente y realista, donde tienen especial relevancia el amor y el trabajo.

-De modo que en España puede haber entre tres y cuatro felices.

-Hay que aspirar a una felicidad relativa, lo que yo llamo felicidad razonable. Una vida a la que uno ha tratado de sacarle el máximo jugo posible, superando y resolviendo las heridas del pasado.

-Hay cosas que no parecen fáciles de superar. La muerte de un hijo, por ejemplo. ¿Eso se supera realmente?

-Sí, hay cosas difíciles, pero si uno no las echa fuera se convierte en una persona agria, amargada y resentida. El resentimiento es sentirse dolido y no olvidar.

-¿Se curan las depresiones?

-El 90% de las enfermedades depresivas, sobre todo aquellas que son de naturaleza endógena, que proceden de una alteración bioquímica.

-Se dice que el estrés es malísimo, pero vivimos en un mundo que lo genera y lo propicia. ¿Soluciones?

-Los americanos dicen que la mejor manera de combatir el estrés es aprender a decir que no. Luchar por no sobrecargarse en demasiadas tareas, en la vida profesional y en general.

-Y la ansiedad, ¿cómo se controla?

-La endógena, con psicofármacos. La exógena -debida a estar desbordado, a querer hacer demasiadas cosas y a abarcar más de lo que uno puede- se combate racionalizando las tareas, poniendo cabeza y renunciando a lo que uno no puede llegar. Los triunfadores en la vida son los que disfrutan con su trabajo, pero si el trabajo es excesivo uno no goza.

-¿Qué es la felicidad?

-Consiste en tener buena salud y mala memoria.