Dicen que era uno de los mejores Don Giovanni. Cuando fue representada la obra de Mozart en el festival de Aix en Provence, a principios de los años sesenta, Picasso acudió al camerino a saludarlo y a darle la enhorabuena. Y hace poco, otro especialista, el pianista y crítico Miguel Zanetti lo recordó con ocasión de la representación de la obra en el Teatro Real de Madrid: "Tengo el honor de dedicar este artículo al que para mí fue el más grande Don Giovanni en España, Antonio Campó".

Antonio Sánchez Camporro

-Antonio Campó para la lírica-, asturiano de nacimiento y fallecido en 1989, pasó buena parte de su vida en A Coruña, donde conoció, en 1960, a la que sería su mujer, Paz López Pestonit, cuando hacía Il Trovatore.

El Don Giovanni mozartiano fue una de sus mejores interpretaciones, junto al Mefistófeles del Fausto de Gounod, y al conde de Las bodas de Fígaro, también de Mozart. En esas tres óperas su éxito fue extraordinario y los amantes de la canción lírica consideran inolvidables esas interpretaciones.

En Aix en Provence, después de saludarlo, Picasso le invitó a su casa, "y le contó que, cuando vivían en A Coruña, su madre vigilaba sus pasos hacia el Instituto Eusebio Daguarda desde la galería de la casa de Payo Gómez", recuerda Paz López Pestonit.

Campó, que tenía una gran voz de barítono fronteriza con la de bajo -llegó a cantar como bajo en grabaciones- coincidió en algunas obras con Alfredo Kraus -frecuente presencia en A Coruña-, de quien sería muy amigo, hasta el punto de apadrinar a una de sus hijas gemelas, la célebre cantante de pop Marta Sánchez.

La soprano María Luisa Nache (Ferrol, 1924-A Coruña, 1985) fue otra de las voces líricas memorables. Debutó en el Teatro Rosalía Castro en 1945 con Aída y en 1953 consiguió cantar en el templo del bel canto, el teatro La Scala, de Milán, donde hizo el papel de Glauce, en Medea, junto a la diva María Callas, bajo la dirección de otra estrella, Leonard Bernstein.

Hizo Aída, La Boheme, La forza del destino, Turandot, Tosca... Y volvió a La Scala en 1959 con Il Trovatore, junto a Franco Corelli. Cantó también Madama Butterfly, en una ocasión, junto a Giuseppi Savio. En los años sesenta regresó a la ciudad de A Coruña y a partir de entonces fue espaciando sus actuaciones para dedicarse, sobre todo, al recital. En 1973 obtuvo la cátedra de canto del Conservatorio coruñés y tres años después ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora del Rosario, con un discurso sobre Voces de oro gallegas en el mundo.

Fue una institución en A Coruña Lola Rodríguez Aragón, que educó la voz de todos los coruñeses amantes del bel canto en una época. Esta profesora fue discípula de Viviana Pérez, que creó la gran escuela de canto de A Coruña y cuya labor abarcó casi medio siglo, desde los años veinte hasta los setenta. Se casó con el tenor Ignacio Varela, de Malpica. De baja estatura, llegó a cantar en el Teatro Real, donde la llamaban La Perecita.

Otras grandes figuras de la lírica española fueron las hermanas Nieto, las sopranos Ofelia Nieto y Ángeles Otein (el apellido escrito al revés), entre cuyas alumnas estuvo María Luisa Nache.

Eran hijas de José Nieto, notario y abogado gallego que en sus tiempos de estudiante en Santiago de Compostela fue inmortalizado por el escritor Pérez Lugín en su famosa novela La casa de la Troya como el personaje Nietiño.

Ofelia Nieto (Algete, 1898-Madrid, 1931), gran cantante de ópera y zarzuela, debutó con Maruxa en 1914, en el Teatro de la Zarzuela madrileño. Fue el comienzo de una brillante carrera que le llevó por los teatros más importantes de Europa y América: el Real de Madrid, el Liceo de Barcelona, el Real de Roma, La Scala de Milán, el Metropolitan de Nueva York, sin contar sus actuaciones en las principales ciudades iberoamericanas.

En 1928, tras contraer matrimonio con el sevillano Felipe Cubas, Ofelia Nieto se retiró de la escena y falleció poco después, en 1931, a causa de una fallida intervención quirúrgica, cuando se encontraba en plena juventud y éxito de su carrera.

Su hermana, Ángeles Otein (Algete, 1895-Madrid, 1981) fue una gran cantante lírica y profesora de canto. Su voz, "cálida, vehemente, purísima de timbre", dicen, alcanzó grandes éxitos en escenarios de América y de los países nórdicos.

En 1926 se casó con Enrique Naya y se retiró en La Habana, aunque poco después volvió a la escena, hasta que en 1942 optó por el camino de la enseñanza.

Entre las alumnas de Ángeles Otein, además de María Luis Nache, figuraron Pilar Lorengar, Consuelo Rubio y su sobrina Marimí del Pozo. En 1960, después de enviudar, se trasladó a Puerto Rico llamada por Pablo Casals como profesora del Conservatorio. Regresó en 1971 a Madrid, donde murió diez años después.

Hasta aquí, algunas de las voces líricas que llevaron a escenarios de todo el mundo el nombre de

A Coruña en el siglo XX. El siglo XXI tiene las suyas.