-¿Usted no tenía que ser arquitecto?

-Me pasó muchas veces por la cabeza. Hay muchos arquitectos en mi familia y, además, tienen bastante nombre [Franco Taboada], al menos en A Coruña, pero que no me convenció del todo.

-¿Dónde se formó?

-Empecé a estudiar canto muy tarde, con 23 años, en la Escuela Superior de Canto de Madrid y luego en el Liceo de Barcelona.

-¿Tuvo muchas dudas?

-Yo no me había planteado nunca cantar porque no hay tradición en mi familia, nadie había estudiado música ni cantado con anterioridad, hasta que yo decidí estudiar canto y me gustó.

-¿Cómo fue su salto a Italia?

-Los cantantes, cuando empezamos, siempre queremos ir a Italia, la cuna, y ver el ambiente.

-Fue y se quedó.

-Pronto encontré trabajo y después conocí a la que ahora es mi mujer, y no me costó quedarme. Aunque tengo siempre la espinita de A Coruña, porque nunca viví aquí, salvo los dos primeros años de mi vida. A mi mujer le encanta España y le encanta

A Coruña y nos lo estamos pensando... ¡Quién sabe si dentro de poco vendremos a vivir a A Coruña! Desde luego, quiero venir a España y A Coruña tiene muchos puntos a favor, lo único que me echa para atrás son las conexiones aéreas.

-Ahora viven en Cerdeña.

-De momento estamos encantados en Cerdeña, tenemos una casa estupenda en un sitio maravilloso.

-¿Hay ambiente lírico?

-No y, precisamente, es eso lo que nos falta, aunque hay un par de teatros importantes, sobre todo el Teatro Lírico de Cagliari tiene una temporada importante, y el de Sassari. En Cagliari no tuve la oportunidad de trabajar todavía y ni siquiera tuve una audición.

-Se casó con una mezzosoprano italiana y tiene dos hijos.

-Sí, con María José Trullu, y tenemos dos niños maravillososos que me han dado algo que ni siquiera me ha dado la lírica.

-¿Hay mucha endogamia en el mundo de la lírica?

-No sé qué decir.

-Va a interpretar la primera ópera gallega en ochenta años.

-Sí y para mí es un grandísimo honor porque aunque no viví aquí me siento gallego. Es una ópera de Juan Durán que a parte de ser contemporánea quiere llegar al público y creo que lo conseguirá. No es a lo que yo estaba acostumbrado. No hice mucho pero lo que hice de música contemporánea era complicado para oídos no muy entrenados. El texto de Manuel Lourenzo es fantástico y profundo.

-¿Una ópera sin argumento?

-O con un argumento muy simple. No tiene una trama, es una cosa que empieza pero no acaba.

-¿El papel se adapta a su voz, le resulta fácil?

-Me resulta muy fácil porque está muy bien escrito, tiene una partitura muy sencilla. Parece escrito para mí.

-¿Cómo surgió esa colaboración?

-El año pasado, después de ocho años sin venir a A Coruña, me llamaron para proponerme una ópera en gallego.

-¿Mezcla el gallego con el italiano cuando canta?

-A veces, sí, se me escapa.

-¿En qué momento de su carrera se encuentra?

-Vocalmente, me encuentro muy bien. La voz ahora empieza a estar más desarrollada -el barítono tarda más-, aunque tengo colegas que están cantando maravillosamente desde los 22 años. Mi voz ha evolucionado mucho, sobre todo técnicamente. No me siento en absoluto en el techo y espero continuar mejorando.

-¿Con qué papel u ópera sueña?

-Mi sueño es Rigoletto, que ya lo canté en sitios pequeñitos pero debo madurarla. Y hay cosas que me gustaría cantar y no sé si lo lograré porque son muy dramáticas, como Andrea Chenier. No sé si cuando tenga 50 años la voz me responderá para ese tipo de repertorios. Por ahora me dedico a cosas más líricas. En la temporada de Oviedo de este año, por ejemplo, voy a cantar Un ballo in maschera y me hace mucha ilusión porque es mi debut allí, que es un sitio muy importante.

-Allí coincidirá con otro barítono coruñés, Borja Quiza.

-Sí, Borja Quiza va a hacer

El Barbero de Sevilla, y tiene lo que hay que tener para hacerlo.

-Usted ha trabajado con Plácido Domingo.

-Sí, un par de veces. Tuve la suerte de cantar con él y de que me escuchara. Es un grandísimo cantante y colega. Pocos, como él.

-¿Ayuda?

-Muchísimo y siempre está haciendo cosas pero aún así saca tiempo para escucharte aunque no te conozca de nada. Yo le pedí hace algunos años una audición en el Teatro Real cuando hacía La dama de picas y no sólo me escuchó sino que me acompañó él mismo al piano. Fue fantástico.

-¿Hay mucha zancadilla en este mundillo?

-Se oyen muchas cosas pero yo, personalmente, no sé si es fortuna, no me encontré con esos problemas. Zancadillas, no; no sentirme como en mi casa, sí.

-¿Llegar a La Scala de Milán es su meta?

-Claro, pero cuando me sienta preparado. Me ofrecieron hacer audiciones pero no quise hacerlas, no me sentía todavía preparado. La Scala es lo máximo en Europa y quiero esperar a hacerlo verdaderamente bien.