Iago Muiños, Matemático, diseña productos financieros complejos en la City londinense para bancos como ABN AMRO o Barclays

La información es poder, suele decirse. Y la información financiera, en los tiempos que corren, es oro puro. El coruñés Iago Muiños -un ingeniero de matrícula de honor que acabó por poner sus dotes matemáticas al servicio de la banca de inversión en la capital financiera del planeta, la City londinense- lo sabe bien. Quizás por eso se muestra extremadamente cauto en todas sus opiniones sobre la situación económica, que remacha siempre con la advertencia de que se trata sólo de "una opinión personal". Iago sobrevivió a la primera andanada de la crisis -que se llevó por delante a una considerable cantidad de profesionales financieros de la City- desde un inmejorable observatorio: los equipos de análisis del front office de los bancos Barclays y ABN AMRO -este último comprado en una compleja operación por tres grandes entidades: Fortis, Royal Bank of Scotland y Santander-.

"Cuando emergió la crisis -explica Iago desde Londres- me dedicaba a diseñar productos de crédito. Lo hice hasta este verano. Éramos diez analistas en el equipo y será una suerte si logran quedar dos en los próximos meses. La división de productos de crédito es la más castigada y ahí todos está intentando escapar como sea. Yo lo conseguí, y me cambié al diseño de derivados de commoditties - materias primas y productos de energía- donde las perspectivas son más estables. Me valió de mucho la experiencia que acumulé anteriormente validando modelos en el front office del banco, que me permitió conocer a fondo los sistemas y las librerías de cálculo del ABN. Eso inclinó la balanza y me salvó de la quema."

El analista financiero coruñés -medalla de oro en la XXVII Olimpiada de Física- forma parte de un perfil bancario de última generación: el fichaje de grandes mentes matemáticas por los equipos dirigentes de las finanzas mundiales. Un perfil que comparte en Londres con otro coruñés, Manuel Traseira -incluido ya en esta sección hace unos meses-, un físico del CERN formado en el MIT de Massachusetts que ocupa ahora la dirección ejecutiva de JP Morgan en la capital británica. "La incorporación de físicos y matemáticos a las finanzas es algo relativamente reciente. Yo lo detecté en mi último año de carrera y decidí probar suerte. Siempre me gustaron las matemáticas. Me llamaban más que lo de estar en la obra preocupado por si llega el hormigón. Mi función en la banca es la de diseñar productos complejos que las empresas demandan para cubrir riesgos. Por ejemplo, imaginemos que una aerolínea española quiere cubrir el riesgo que supondrá en sus rendimientos la subida del precio del petróleo. Ese producto no existe en el mercado. Ahí es donde entramos nosotros.".

Por cierto, ¿durará la insólita bonanza del precio del crudo? Es el tipo de pregunta que incomoda, porque si algo enseñó esta crisis es que no hay previsiones que valgan. "Es posible que vuelva a subir a finales de 2009. Depende del consumo de China. Lo que diría un matemático en esta situación es que la esperanza que hay es la que hay en el mercado. El mercado ya nos está dando toda la información".

Como superviviente de la purga en el epicentro financiero mundial, Iago Muiños es el interlocutor adecuado para saber si los grandes epicentros financieros han aprendido algo de la locura desatada y han desterrado su incontrolado modus operandi en el mundo de los negocios. "Aún es muy pronto para decirlo. Creo que sí, que habrá cambios, pero de momento lo único que se nota es una ausencia de negocio. Todo el mundo desconfía de todo el mundo. Los bancos se están limitando a reducir su exposición al máximo. Así que la situación mejore un poco, supongo que la gente aprenderá de sus errores y se tomarán medidas para evitar en la medida de lo posible que esto se vuelva a repetir".

No habrá propósito de enmienda hasta que escampe. Pero ¿cuándo ocurrirá eso? Los planes de rescate no parecen paraguas suficiente para la que está cayendo.

"Lo que veo es que el mercado no ha reaccionado demasiado bien a las medidas. No existe una solución infalible, porque sino todos la estaríamos aplicando. No es una cuestión trivial. La sensación que percibo en la City es que vienen un año o dos de penurias pero hay esperanza de que después volvamos más o menos a los de antes. 2003 fue un año pésimo en Reino Unido y Estados Unidos, pero en 2004 ya nadie se acordaba. Esto no es comparable, claro. Seguramente durará más, pero confío en que no se hable mucho de esto dentro de diez años. Últimamente circulan teorías apocalípticas que venden mucho, pero no están sostenidas con argumentos sólidos".

Lo que es indudable es que esta crisis "dejará cadáveres en el camino". Unos -tanto entidades como países- saldrán de esto peor que otros. ¿Qué destino deparará la crisis a España?

"Creo que es positivo que ningún banco español tuviera problemas de momento. Aquí, el Northern Rock tuvo que ser rescatado por el Gobierno, que también se vio obligado a invertir doce billones de libras para comprar el 57% del Royal Bank of Scotland. En España aún no hubo problemas de esta dimensión, lo cual no quiere decir que no aparezcan si las constructoras empiezan a dejar de pagar créditos importantes. Algo que juega también a favor de España es que predomina la banca comercial -lo cual es malo para mi especialidad- sobre la de inversión, donde se corre el riesgo de comprar hoy productos de mil millones de euros que mañana no valen nada. En España hay menos negocio, pero también menos riesgo."