-¿Por qué escogió este tema para su primera novela?

-Tenía varias propuestas sobre una novela histórica en el ámbito socio religioso y triunfó esta, a pesar de que no era mi favorita. Aunque resultó profética, porque me casé con una mujer evangélica. La editorial consideró que mi escritura y este libro auguran un buen escritor y vamos a ir a por más.

-¿Más novelas?

-La idea es que empiece a dedicarme a la novela con cierta asiduidad, aparte de la labor periodística y de escritor de ensayos. Tengo previsto también hacer grandes reportajes dentro del ámbito socio religioso. El próximo será sobre los mártires de la Guerra Civil, contado por los familiares y amigos. Es gente que murió por su fe y murió perdonando. Una de las novelas será sobre el primer viaje del Apóstol Santiago a España.

-¿Han visto en usted un filón?

-Creen que tengo un hueco en esto de la literatura, que tengo algo de escritor. Vamos a ver si cuaja o si es flor de un día.

-¿La Iglesia católica necesita otra reforma como la de Lutero?

-La Iglesia debería estar más pegada a la realidad social. No cambiar su doctrina, pero sí saber comunicar su mensaje. Dice siempre que trae la buena nueva del otro mundo, pero hay que hacerlo en este mundo y con el lenguaje adecuado. La Iglesia debe adecuar su lenguaje a la sociedad. ¿Un nuevo concilio? Eso es un tema menor. Los cristianos estamos en sociedad y debemos proponer en esta sociedad.

-La Reforma de Lutero se produjo en un momento en el que los papas destinaban grandes sumas de dinero al arte.

-Ese es el detonante. Era el año 1520, el Renacimiento, había un cambio de paradigma, y la Iglesia seguía anclada en la Edad Media: poder, lujo, venta de indulgencia para costear la construcción de la basílica de San Pedro... Quizá si no fuera por esto Lutero no haría su revolución. Si la Iglesia hubiera aceptado sus tesis hubiera avanzado cuatro siglos y medio y se hubiera puesto a la altura del concilio Vaticano II: liturgia en la lengua propia, participación de los laicos, más libertad y menos doctrina, menos poder de papas y cardenales...

-Benedicto XVI propugna la vuelta a la liturgia en latín, le gusta la vestimenta tradicional...

-No es una imposición, es una propuesta..

-Quiere revisar el Vaticano II.

-El problema es que no se cumple. Estos días hace 50 años que se convocó el concilio. Fue un soplo, una esperanza. Hizo una opción preferencial por los pobres que no se llevó a cabo, y un diálogo interreligioso por el que este Papa sí está haciendo mucho. La Iglesia ya no es el poder que era. Lo que diga hoy la Iglesia ya no es tan relevante; no caen gobiernos cuando dice algo, mientras que en el siglo XVI cambiaba imperios cuando hablaba. Hoy está totalmente globalizada pero no sabe estar en este mundo. La gran revolución de la Iglesia sería saber estar en este mundo, no saliéndose de él para opinar, sino estar con los misioneros.

-¿Teología de la Liberación?

-Es válida para un momento dado y en un tiempo concreto. En El Salvador es aceptable. En el País Vasco, para justificar la violencia contra los opresores, no tiene lugar.

-¿Los Kikos?

-Es un movimiento muy importante y muy numeroso. Tendrían que decidir si quieren pertenecer al 100% a la Iglesia y participar en las liturgias de las parroquias o ser -no quiero decir una secta- un grupo intraeclesial, como les ocurrió a los dominicos y a los franciscanos a la muerte del fundador, al líder carismático.

-¿Son la claque de la Iglesia?

-De algunos jerarcas, sí.

-¿Del Papa y de la Conferencia Episcopal Española?

-No sé si del Papa. pero sí de la Conferencia Episcopal. Sí, son los que llenan la plaza de Colón.

-Y la de San Pedro.

-También.

-Legionarios de Cristo, Opus Dei, Kikos (Neocatecumenales)...

-En cada momento la Iglesia tiene sus soldados.

-¿La relación Iglesia Estado?

-Es manifiestamente mejorable por ambas partes. La Iglesia debe entender que es un país libre con libertad religiosa y el Estado, reconocer el papel de la Iglesia, cuyos valores -respeto, libertad, solidaridad- son fundamentales en la sociedad democrática.

-¿Reformar el Concordato?

-Debería enfocarse de otro modo, dejando claro el Estado laico y aconfesional, lo cual no significa ser beligerante.

-¿El presidente Obama no será cómodo para el Papa?

-No lo sé. Los dos son dos grandes líderes mundiales. Tienen que entenderse y los dos deben saber que no se puede utilizar la religión para acatar el mundo musulmán, como hizo Bush. Pueden sentar las bases para que el hambre y la injusticia se pongan al menos en el primer plano de la agenda.

-¿Por qué se especializó usted en información socio religiosa

-Por casualidad. Entré como becario en ABC. Cuando empecé, no pude cambiar de turno en la facultad, era la única sección donde podía trabajar por la mañana y me fui especializando. Es una información muy política y con un lenguaje muy oscuro y difícil de traducir para el común de los mortales.