-May Day, ¿está pidiendo socorro?

-No, no pido socorro, pero si hay que pedirlo lo pido, aunque no es el momento. May Day es una expresión de alerta que está presente en mi obra debido a una serie de acontecimientos que vivimos y que fueron muy serios, esas catástrofes medioambientales que sufre Galicia con más frecuencia de lo debido. Por el corredor de Fisterra pasan cada año 40.000 barcos con mercancías peligrosas y alguno tenía que caer. Con May Day quiero recordar lo que pasó y lo que puede pasar; es una llamada de socorro para el futuro. Tengo la sensación de que el viento coruñés trae el sonido de un may day, may day insistente cada invierno, parece una expresión hecha para el mundo atlántico.

-¿Es una denuncia?

-No sé si es una denuncia, es un aviso; me limito a traducir esa alerta y a tratar de aportar nuevos elementos para un discurso público. No se trata de mi memoria, es una memoria colectiva. ¿Denuncia? No se pueden recortar los presupuestos destinados a la prevención marítima, Galicia debería ser puntera en este aspecto, puesto que tenemos experiencia: cada cinco o seis años un petrolero ocasiona una catástrofe. Y cuando hay catástrofes, la gente se va, emigra y deja la tierra vacía, se empobrece. Es como si dejara de trabajarse el campo, no daría nada y quedaría el vacío.

-En su obra hay bidones de hierro y acero, cristales rotos, nombres de barcos hundidos y fechas trágicas. Y maletas, siempre vuelven a aparecer las maletas.

-Las maletas son una alegoría de la emigración. Parece que la emigración es de un tiempo pasado, pero yo hablo también del presente. Somos hijos de la emigración y la emigración continúa. Según las estadísticas, cada año se van unas 20.000 personas, gente joven, que es la mejor preparada. Es una emigración en toda regla, no se desplazan para formarse sino que se tienen que ir porque aquí no hay suficiente trabajo. Esta exposición habla del territorio y, en consecuencia, de la población, del mar, de los montes que se queman y de las cuestiones medioambientales.

-¿Por qué la presencia de parabrisas, a menudo rotos, que ya estaban en su anterior exposición?

-Reciclo parabrisas desde 2001 y después los manipulo o los utilizo como vienen, con los golpes del accidente. Me interesa reciclar materiales industriales usados porque son parte de nuestras vidas. Los parabrisas me gustan por su transparencia y rotos son una metáfora de la realidad rota, herida.

-Empezó siendo pintor.

-Lo normal es empezar siendo pintor, te regalan libros de pintura, la caja de los óleos... Llegó un momento en el que me quedé sin color y la materia no era suficiente, por eso me pasé al volumen. Los cuadros fueron tomando relieve y adquiriendo volumen; el color, desapareciendo y tornándose monocromo. La introducción de ciertos materiales en el cuadro me llevó poco a poco a la necesidad de prescindir del lienzo y con la aparición del hierro, a la escultura.

-¿Se considera un activista?

-No lo tengo claro, reacciono ante las injusticias y me adhiero a la sociedad que se ve obligada a salir a la calle cuando la Administración no funciona; si eso es activismo, soy un activista. Estoy comprometido con una serie de causas sociales y no siempre las reflejé en mi obra porque quizá hasta ahora he estado más interesado en cuestiones puramente plásticas, pero en este momento, por las circunstancias y ciertos acontecimientos, mi obra trasluce la denuncia, como evidencia la serie May Day.

-Trabaja con materiales pesados como el hierro o el acero. Cortar esas grandes piezas le debe de colocar más cerca del obrero que del artista.

-En parte sí, pero soy un artista que llegó a esto después de visitar muchos talleres y de tener maquinaria para domar ese material. 'Del paño aprende el sastre', como se dice. Ahora estoy trabajando con el hierro, pero no es el material exclusivo, tanto la parte conceptual como la matérica van cambiando.

-¿Cómo llega a la elección de los materiales?

-A través de la observación y probando, viendo si sirve para desarrollar la obra que tengo in mente.

-Usted es menudo, ¿cómo se maneja para trabajar con piezas tan grandes?

-Con habilidad y las herramientas adecuadas. Sin grúas a mi medida no sería nadie.

-Participó en Burla Negra, el movimiento artístico surgido de la protesta del Prestige, ¿qué queda de aquel clima?

-La sociedad tomó conciencia de cómo gestionó el Gobierno la crisis y salió a la calle para denunciarlo. A partir de entonces cambió el rumbo político y ya nada será igual.

-Y el PP volvió al poder.

-No tiene nada que ver, es la normal alternancia. Es igual que esté el bipartito o el PP, lo importante es que el Gobierno tome medidas para evitar las catástrofes medioambientales.

-¿Seguirá trabajando en la línea de May Day?

-Seguiré en esta línea, quiero pulirla y perfeccionarla y, de momento, con los mismos conceptos. No se puede cambiar todo el tiempo. Y no es por comodidad, es que, aunque sea una obra ya adulta, necesito seguir desarrollándola.

-¿Cómo está el panorama coruñés del arte?

-Un poco anclado, se vive un momento de poco interés artístico.

-¿Las instituciones compran poco?

-Compran poco y lo que tienen no lo muestran. No tiene sentido, deben hacer un esfuerzo. Los artistas gallegos tienen suficiente calidad para estar representados en las colecciones de artistas nacionales e internacionales. Hay que apostar más por el arte gallego.