-Enrique Rajoy Feijóo, ¿es el eslabón perdido?

-Tengo ahí las obras del padre Feijóo, el Teatro Crítico Universal, y estuve hablando con Feijóo, el presidente, en un homenaje a mi abuelo, hace poco, en Pontevedra. De Feijóo no soy nada pero me cae muy bien y de Mariano soy primo y muy simpatizante, ahora.

-¿Ah, sí?

-Yo siempre mantuve una línea independiente y estábamos en campos opuestos pero ahora me parece que es la solución para este momento. Pero no me gusta hablar de política, y eso que me pirraba cuando era joven. Estuve en el PSP y en el CDS, pero siempre fui un incompetente en esas materias.

-¿Iba para senador?

-Sí, y el pobre Suárez me prometió que un día me haría ministro.

-Pero se desvió del camino.

-La profesión de notario es muy absorbente y yo tenía vocación política pero más para estar que para ejercer cargos, pero eso en España no existe, hay que ser algo. No se puede estar en un partido para influir, para crear ideas, en España tienes que ir de concejal.

-Puede ir a la FAES.

-No, la FAES, no; nunca estuve en esa línea.

-¿Antes votaba a Aznar?

-El voto es secreto. Ahora estoy con Mariano, porque lo que está ocurriendo en España no pasa en ningún otro sitio del mundo, ningún país tiene estas cifras de paro.

-Los Rajoy son muy de oposición.

-Sí, mi hijo Enrique está preparando las oposiciones a judicaturas, y mi hija la mayor, Teresa, se presenta a Registros dentro de poco.

-Su abuelo, tíos, primos...

-Mi abuelo (Enrique Rajoy Leloup, coautor del Estatuto de 1936) era catedrático de Derecho Civil pero el franquismo lo destituyó.

-Y lleva su nombre.

-Con mucho orgullo, y me gustaría tener sus ideas y expresarlas,

-¿Es galleguista?

-Del galleguismo que invocó Feijóo hace poco. Dijo que iba a seguir la misma línea que mi abuelo. Es un galleguismo práctico para conseguir una buena organización de Galicia, progreso y sacarla del marasmo histórico. No estilo al catalán, sino a nuestro estilo.

-¿Habla gallego?

-Habitualmente, hablo lo que hablamos los coruñeses, un hispano-gallego, un español con dejes gallegos, como 'coger en el colo'.

-¿Y en la notaría?

-En lo que me hablen, y los documentos los hago en las dos lenguas. Hasta me vienen a buscar por eso. Me crié en Santiago y A Coruña y hablo como en las ciudades.

-¿En el PSP quiénes estaban?

-Éramos cinco en Santiago y yo era el secretario de la ejecutiva.

-¿Todavía es recuperable para la política?

-Para algo de escribir, sí, pero no me gusta pelearme por puestos.

-¿Y si le llama Mariano para que lo asesore en La Moncloa?

-No, yo procuraría hacer cosas como independiente.

-Su madre, Filomena Feijóo, es coruñesa y escribe, ¿le viene de ahí la vena literaria?

-Bueno, ahora ya tiene 80 y muchos años, pero escribía y ganó algún concurso de cuentos. Y a mí siempre me gustó escribir. Si tienes imaginación...

-Cuando sale del despacho, ¿se quita la corbata y escribe?

-Sí, todas las tardes me encierro en mi zulo, un apartamento secreto que tengo, y me dedico a escribir cuatro o cinco horas.

-Ha publicado una novela de intriga, La Coruña 1936 (Arenas); relatos, cuentos y está a punto de sacar una novela histórica.

-Sí, O botafumeiro de ouro, del que también hice versión en castellano, y que se publicará en gallego en 2010. Es una novela de más de 500 páginas sobre Miguel Ángel, pero contada desde el punto de vista de Daniel Richarelli, El Volterra, que era casi tan bueno, y al que el genio tiranizaba. Algo así como Mozart y Salieri.

-¿Y ahora qué hace?

-Una gran historia secreta de amor que transcurrió en el franquismo, una historia tremenda de la que no quiero hablar para que no me la pisen. Me gustaría, aunque como humilde imitador, que fuese como Ana Karenina o Madame Bovary.

-Vamos, que en una de estas se consagra y deja la notaría.

-Por unas cosas u otras, pronto la dejaré, tengo ya 55 años.

-¿Quién es Enrique Rojas?

-Es un alter ego que yo utilizo cuando me apropio de cosas ajenas y hago mentiras literarias. Para aclarar que es la verdad pero que pudo no haber ocurrido así.

-¿Va aún a talleres literarios?

-Ahora no tengo mucho tiempo, aunque me han llegado a llamar para que los imparta yo.

-¿Va en bicicleta al despacho?

-Sí, pero no tiene mérito. Si todos hiciéramos lo mismo sería estupendo, no habría coches. Soy un fanático de la bici, de la naturaleza y del patrimonio de Galicia. Me revienta que planten eucaliptos a un metro de unos petroglifos.

-¿No es como el otro primo que niega el cambio climático?

-A mí no me metas en esas historias. La afición a la bici la cogimos juntos Mariano y yo, seguíamos el Tour de Francia y apostábamos, pero ahora le doy 500.000 vueltas. Hago rutas de 80 o 100 kilómetros los fines de semana por Galicia yo solo. Me gusta la soledad.

-Tiene un blog en internet con rutas, incluso una erótica.

-Sí, los petroglifos de Campolameiro están muy bien en eso.

-¿A usted también le parecen un coñazo los desfiles militares?

-Sí, sí son bonitos como los del 14 de julio en los Campos Elíseos de París, que le da mil vueltas a nuestro desfile de la Victoria en Madrid, que es tristísimo. Pero vamos, no soy nada militarista, cero.

-¿Hay motivos para la huelga de la Justicia?

-Tenemos una Justicia de tercer mundo, hay motivos y me daría mucha pena que no llegase a haber huelga. Se apostó por invertir en sanidad y educación y no hay justicia.