Sonia Barros dirigió el primer reality show que se hizo en Galicia, La casa de 1906, producido por Continental y Filmanova para la TVG, pero viene del mundo del documental, en el que empezó en 1999 con la serie para TVE en Galicia Vidas. Hizo de "reportera solitaria" en A Costa da Morte para una serie documental sobre el Prestige, volvió al reality show con Ruta 66 (TVG) y dirigió Distrito Quinto, un documental sobre marginados en el barrio coruñés de Labañou, del que proyecta hacer una segunda parte para mostrar cómo han crecido aquellos niños que hoy son ya unos veinteañeros.

-¿Por qué la escogieron a usted para dirigir El Aprendiz?

-Estaba en la productora Filmanova dirigiendo programas y llevando el departamento de entretenimiento de televisión y trabajando como productora ejecutiva, pero la empresa quería que diese un giro a mi carrera y la orientase hacia la publicidad. Empecé con un proyecto en una agencia y me llamaron de la productora Grundy para decirme que preparaban la edición española de El Aprendiz para La Sexta y me ofrecían dirigirlo. Al principio no me apetecía demasiado porque quería despegarme de la televisión y cuando vi el formato me enamoré profundamente. Las condiciones en que me contrataron y la forma en cómo se iba a hacer el programa me animaron mucho y me lancé.

-Por lo visto, lleva varios meses trabajando las 24 horas del día.

-Es que es un programa muy grande y muy complicado, con muchos frentes abiertos. Transcurre en una casa aislada, donde conviven recluidos e incomunicados con el exterior los 16 concursantes. Pero, por otra parte, en cada uno de los capítulos, Lluís Bassat los pone a prueba en el mundo de los negocios. Estas pruebas también hay que grabarlas en la calle, viajamos a distintas partes de España y al extranjero... En fin, que es bastante complejo y somos un equipo técnico inmenso. Y, por otra parte, están las escenas de la sala de juntas, con Lluís Bassat. La dificultad de esta parte es que, como todo es en tiempo real, hay que improvisar sobre la marcha y adaptar el guión original porque muchas veces los concursantes no actúan como preveías y debes cambiar.

-Faltan ya cuatro días para salir en antena, ¿muchos nervios?

-Claro, siempre pasa. Aunque estamos seguros de que hacemos un buen programa, que tiene una factura impecable y es muy cinematográfico, luego nunca sabes cómo va a reaccionar la audiencia. Es un programa con un planteamiento muy anglosajón en cuanto al mundo de los negocios. Además, no es un reality show al uso, no hay morbo, es el mundo de los negocios tal cual, y los concursantes no son frikis, son 16 profesionales que se están jugando su carrera. Es gente muy preparada, con carreras, con máster, que tiene trabajo y viene al programa buscando su gran oportunidad profesional, no el tener luego bolos en discotecas.

-Compite con CSI y Callejeros viajeros, dos programas de cierta audiencia a la misma hora.

-Sí, la ventaja es que no competimos con ningún otro reality.

-Dice que temen que no cuaje por su estilo anglosajón. En Estados Unidos hizo furor durante varios años con Donald Trump como presentador. Y lo mismo en Gran Bretaña y otros países.

-Es un miedo relativo, el miedo que se tiene ante un programa nuevo que se va a lanzar, pero es una apuesta seria.

-¿El programa es una escuela de tiburones?

-Es una escuela de tiburones, claro que sí. En España no somos tan agresivos como los anglosajones, tenemos otras herramientas.

-¿La frase de la temporada será 'está despedido'?

-Está despedido y que tiemble porque cada semana hay uno. Bassat decide quiénes no deben continuar y el juego consiste en quedarse con el candidato perfecto.

-¿Cuál es el premio?

-Un buen sueldo y un trabajo con Bassat durante un año.

-¿Por qué lo escogieron a él?

-Primero, porque es un empresario reconocido y segundo, porque es un excelente comunicador.

-¿Es cierto que pensaron en otros candidatos como Amancio Ortega, Florentino, Mario Conde y hasta en Botín?

-Es cierto, se pensaron muchos nombres de empresarios y, finalmente, Lluís Bassat ganó por goleada. Es un excelente comunicador, domina el medio televisivo y tiene gran carisma, algo muy necesario para este programa.

-Esos 16 concursantes fueron elegidos entre 2.300 aspirantes.

-Sí, fue un trabajo de selección muy complicado y muy serio y riguroso. Se hicieron pruebas de todo tipo, participaron expertos en empresa, sociólogos, psicólogos. Lluís Bassat y su gente tuvieron la última palabra y había que llevarles a los mejores candidatos.

-¿Hay, pues, brillantes candidatos?

-Los hay. Y hay gente -una minoría- que no tiene una formación académica tan importante pero con una trayectoria profesional por la que merecen estar en el programa.

-¿Cuántos programas llevan hechos?

-Vamos por el programa número once y nos quedan tres más.

-¿En qué sitios grabaron?

-No puedo decir en cuáles.