La invitación a estrenar el documental en la Seminci de Valladolid, del 23 al 31 de octubre, le obliga a trabajar "contrarreloj" estos días. "El hecho de que nos hayan seleccionado nos marca una fecha y mayores exigencias de calidad, para proyectarla en pantalla grande. Y Valladolid impone", dice Patricia Ferreira.

-¿Es para televisión, entonces?

-No, nunca trabajo para un formato determinado, sino que trato de contar una historia y en cuantos más sitios se difunda, mejor. Señora de dura lo que un largometraje, 80 minutos. Está coproducida por la Crtvg y pasará a ser un documental de televisión, pero yo no creo que las películas -de ficción o documentales- sean de cine o de televisión; son películas.

-¿Fue un encargo?

-Es una iniciativa de la productora O raio verde. Cuando no es un proyecto propio tienes que estar en sintonía con él y acepté dirigir este documental porque está en sintonía con preocupaciones que yo tengo.

-Más de 300 entrevistas y tres años de trabajo previo.

-Un equipo de investigación se encargó de seleccionar a las 13 mujeres que salen en el documental. Son una representación de distintas clases sociales, ambientes y formación. Están entre los 80 y los 65 años y son una muestra de lo que fue la vida de las mujeres durante el franquismo.

-¿Son testimonios emotivos?

-Sin duda. Son personas que no habían hablado nunca de lo que había sido su vida, ni con su familia la mayor parte de ellas. Es el 'silencio histórico' del que habla en el documental la historiadora Mercedes Noval. Cuando investigó la Sección Femenina se encontró con que no había apenas referencias y que las mujeres que no querían hablar. Es una manifestación del silencio de las mujeres y es lo que trata de romper el documental con el testimonio de unas personas que tuvieron una vida que las mujeres de hoy no pueden ni imaginar. En ese sentido, son testimonios emocionantes, inesperados y sorprendentes, y dolorosos.

-¿Dolorosos, dice?

-Sí, porque, como dice Filomena, una de ellas, 'yo hubiera querido ser tantas cosas, ser periodista, pintora... pero no pudo ser porque mi vida estuvo marcada por la época en que nací'.

-Mujeres que cuando se casaban pasaban a ser señoras de.

-A parte del homenaje a una película de Max Ophuls, Madame de, se refiere a eso. Cuando estas mujeres se casaban perdían absolutamente su personalidad y sus derechos. Son mujeres que nunca pudieron plantearse una vida independiente ni disfrutar de lo que les hubiera gustado.

-¿Les costó hablar?

-Es difícil hablar cuando estás acostumbrada a disimular y callar toda la vida, por eso costó tanto encontrar a estas trece mujeres tan valientes. En el trabajo previo, muchas de las entrevistadas no se atrevieron o sus hijos o su marido se lo prohibieron.

-¿Trabaja en otros proyectos?

-Claro, con lo difícil que está el trabajo en este mundo siempre hay que andar con otras cosas. Estoy preparando un documental en Etiopía y tengo un par de guiones a punto de producción, dos largometrajes de ficción: Los niños salvajes, sobre adolescentes contra el mundo, y Salsa de arándanos, una comedia un tanto disparatada.

-Usted no hace comedias.

-No, será mi primera comedia. Es más difícil que el drama pero a cambio te ríes mucho.

-¿Una ministra del ramo...?

-Ayuda a entender perfectamente la realidad y las necesidades que tiene el mundo del cine.

-¿Está contra la orden [que desarrolla la ley del cine]?

-Bastante tenemos los directores y guionistas con rompernos la cabeza como para pedirnos, además, que conozcamos los recovecos de la legislación.

-¿La 'discriminación positiva' de la mujer en el cine?

-Me parece que el término no es acorde con lo que tiene que haber ni con la ley de igualdad. La ley habla de 'acciones positivas', no de 'discriminación'. Estoy de acuerdo con las acciones positivas.

-Pertenece a CIMA, la asociación de mujeres cineastas.

-Sí, nos agrupamos porque pensamos que podíamos hacer algo por la promoción de las mujeres.

-¿Y consiguieron algo?

-Lo más importante es estar en contacto, conocernos y hablar de nuestro trabajo. Ponemos en común nuestras preocupaciones y lograr la equidad entre hombres y mujeres en los puestos de responsabilidad.

-¿Cuál es la proporción?

-Según un estudio de 2007, las mujeres representamos el 7% de los directores; el 21, de los productores, y el 15, de los guionistas.

-¿Qué aprendió en la TV?

-Casi todo mi aprendizaje lo hice en TVE.

-¿Qué televisión se hace?

-Una televisión de gran altura técnica cuyos contenidos atentan contra la educación del público y la cultura ciudadana en un alto porcentaje de los casos.

-¿Las series?

-En ese terreno estamos bien. Con que un 15% sean buenas...

-¿Cómo fue para usted trabajar con Fernán Gómez [en Para que no me olvides]?

-Fue una de las mejores experiencias profesionales. Como actor, te obligaba a dar lo mejor de ti.

-¿Y en lo personal? ¿Era tan difícil?

-No, tenía una gran personalidad y carisma y, sin duda, podía chocar con algunas personas, pero no conmigo. Yo lo conocí de cría y sólo recuerdo buenas cosas de él, conversaciones maravillosas o juegos de mus en los que trataba de enseñarme a jugar, cuando él no sabía jugar y no iba con su mentalidad lógica, dentro de su anarquismo. Era el antijugador de mus, aunque si me oyera se enfadaría muchísimo. Tuve el peor maestro de mus del mundo, pero en esas partidas aprendía muchísimo.