-Es húngara, como Cicciolina, ¿son especiales para este oficio?

-Tenemos una mezcla que a lo mejor resulta exótica en otros países. Hungría es un país pequeño que fue invadido por diferentes pueblos y nuestra mezcla de rasgos quizá es interesante. Pero, más que nada, en Hungría hay muchas chicas que se dedican a la industria del porno por dos razones: una, económica, porque su nivel de vida es bastante más bajo y es una manera fácil de ganar dinero, y otra, porque tenemos muchos estudios de rodaje, muchas agencias de modelos, muchos espectáculos dedicados al mundo del porno y mucha tradición de rodar .

-Empezó Psicología, ¿cómo pasó al mundo del porno?

-Fue por casualidad, una cosa me llevó a otra, no es que lo fuese buscando. No quería ser actriz porno. Ví la primera película porno a los 17 años y no pensé 'esto es lo que quiero hacer'. Hacía primero de Psicología en la Universidad de Budapest y trabajaba como camarera por la noche. Una amiga me propuso ir a Grecia a hacer striptease, y fuimos en verano. Yo no había viajado mucho, vengo de una familia sin muchos medios, y para mí era fantástico. Hice mi primer streptease y a lo mejor no fue muy bueno, pero descubrí que a la gente le gustaba y eso me animó. Gané bastante dinero, Atenas me encantó y lo pasé genial.

-Su época dorada fueron los años noventa, hizo 221 películas, ¿ahora está retirada del cine?

-Ya no ruedo escenas de cine porno, pero hace dos meses me llamó mi amigo Nacho Vidal e hice una. Me retiré hace años, cuando con mi ex marido (el actor porno Toni Rivas) empezamos a producir películas y me pasé al otro lado, a estar detrás de las cámaras.

-¿Cuando se divorciaron se acabó el negocio?

-Sí, y pasé una época en la que no sabía qué hacer, no quería volver a rodar otras 200 películas porque llega un momento en que ya no puedes ofrecer diferentes escenas.

-¿La vida de actriz porno es muy corta?

-Es corta, sí. Estudié tres años en una escuela de interpretación y me gustaría tener otras oportunidades. Tuve la suerte de trabajar en la última película de Javier Bardem, que el mexicano González Iñáturri rodó en Barcelona, y a lo mejor me llaman para otros papeles.

-¿Ve salidas por ese camino?

-Tengo la suerte de tener mucha experiencia ante las cámaras, aunque sea en películas porno.

-Y una deshinibición total.

-Sí, la verdad es me siento cómoda ante las cámaras.

-¿Se necesitan unas especiales dotes de interpretación?

-Siempre es mejor. En una playa con mucho calor, la arena nos molesta, el actor no es lo que nos gustaría... Ahí sí son necesarias.

-¿Le gusta lo que hace?

-La verdad, sí; soy una persona bastante exhibicionista, aunque en mi vida privada soy reservada y tímida. En un rodaje me transformo, es como si hiciera realidad una fantasía.

-¿Y en su casa?

-Es diferente. En casa no tengo que estar pendiente de las posturas ni que enseñar nada a la cámara, únicamente buscamos placer.

-¿Con cámara no hay placer?

-Sí, pero lo primero es el director, seguir sus indicaciones. Y el actor, claro, porque sin él no hay nada.

-Estuvo casada con el actor Toni Rivas, ¿es difícil encontrar pareja fuera de este ambiente?

-Estuvo muy bien porque supimos separar el trabajo de la vida emocional, pero ahora tengo un novio que no es de este sector.

-¿No le molesta lo que hace?

-No sé cómo le sentaría que estuviese rodando películas, como ahora sólo hago espectáculos...

-¿Cómo le sentó a su familia que fuese actriz porno?

-Fue siempre bastante estricta conmigo, pensé que nunca lo entendería y me fui de casa sin decir nada. Al ver que llevaba tanto tiempo desaparecida, los pobres se imaginaron lo peor, hasta que les dije que me dedicaba al streptease. No es que les gustase, pero...

-¿Cree que podrá dedicarse en el futuro al cine convencional?

-Me gustaría, pero sé que es difícil. Ahora me dedico al mundo del espectáculo. Viajo por Europa a diferentes festivales eróticos y actúo en discotecas.

-Eso no durará siempre.

-Claro que no, sólo hasta cierta edad, pero me gustaría seguir trabajando dentro de este sector porque es lo que mejor conozco.

-¿Hizo mucho dinero?

-Estoy satisfecha con lo que gané. Siempre me dieron lo pactado.

-¿Es un trabajo bien pagado?

-Dicen que el porno mueve millones y millones. Son los productores y los hoteles con canales de televisión de prepago los que hacen dinero, no los actores.

-Rivas cobraba 3.000 euros por trabajo, ¿y usted?

-Puede ser. Normalmente, las chicas cobran más que los chicos porque son las protagonistas y ellos muchas veces salen sólo de cintura para abajo. Además, los hombres pueden trabajar muchos más años.

-No parece mucho menos meritorio el trabajo de ellos.

-Es mucho más meritorio.

-¿Hay trucos?

-Lo más importante es la mente, estar relajado, estar pensando en algo erótico antes que qué pensará el que lleva la cámara.

-Ha trabajado con Lexington Steele, por lo visto un fenómeno.

-Sí, es un fenómeno, impresiona. Cuando nos presentaron lo miré con miedo, pero luego lo hace todo con cariño, no hace daño.

-¿De Toni Rivas se enamoró trabajando con él?

-Nos miramos y surgió la chispa cuando yo hacía una escena de sexo con un actor francés.

-¿Ha pensado en tener hijos?

-Me gustaría tener dos o tres. Siempre me gustaron los niños pero hasta ahora no lo vi conveniente.

-¿Cómo llegó a España?

-Después de hacer striptease en Grecia y Canadá vine a España y descubrí el Bagdad, en Barcelona. Me quedé alucinada con los números porno que hacían y me quedé a trabajar. Desde el primer momento me encantó. Era un espectáculo muy morboso y provocador, mucho más provocador que los espectáculos de streptease. El público se quedaba completamente paralizado.

-¿Se siente mujer objeto?

-No. Me siento afortunada por haber trabajado en esto. Antes de rodar una película, el director y el productor nos explican detalladamente todo lo que vamos a hacer y allí podemos decidir si hay alguna práctica que no queramos hacer. Nunca me vi en una situación violenta. A lo mejor en otros países, como en Rusia, obligan a las mujeres, pero yo no tuve esa experiencia.

-¿El porno es un mundo infinito?

-Hay para todos los gustos; yo prefiero el más elaborado, que tenga un guión morboso.

-¿Se ha operado algo?

-No, estoy contenta con mi cuerpo. Si un día veo necesidad de retocarme porque no me siento satisfecha, lo haré, pero no quiero caer en la adicción, como les pasado a compañeras mías.