–¿Es normal la manifestación de españolidad desatada ante el Mundial de fútbol y esta profusión de banderas de España?

–No sé si es normal o no, lo que sé es que en cualquier país donde el fútbol es el deporte estrella, como es el caso de España, el hecho de ganar un mundial implica que la gente muestre cierta euforia y que se identifique con el equipo y los símbolos. La gente necesita en determinados momentos tener algo que celebrar y por lo que manifestarse y yo creo que es el resultado de eso.

–Desde la época de Franco no se veían tantas banderas de España en balcones y ventanas.

–Tuve que viajar durante los mundiales al extranjero y vi, aunque no como en España, banderines en los coches con motivo de otros partidos, y la euforia de la gente. El hecho de que en España la bandera se asocie con una determinada ideología puede hacer más chocante esa presencia ostentosa, y sobre todo en comunidades como Galicia, Cataluña o el País Vasco.

–¿Cree que hay un cambio generacional y la bandera ya no tiene esa connotación casi franquista para los jóvenes?

–Esta generación de gente joven que manifiesta su euforia con el fútbol no tiene el nivel de conciencia política que tenía la juventud en otros momentos históricos. La política, en los últimos tiempos, al margen de la ideología, no está demasiado bien vista, está infravalorada. Si miramos las encuestas de confianza política, está en unos puntos muy bajos tanto en España como en el resto de Europa. Es evidente que hubo momentos históricos en los que los jóvenes tenían mayor conciencia política que hoy pero la gente que manifestó euforia estos días no sólo era la gente joven, también los mayores, era una euforia generalizada.

–Y esa euforia se extendió a las mujeres, tradicionalmente poco atraídas por el fútbol.

–Si, es cierto, pero no tanto por el fútbol como juego, sino por la necesidad de sentirse eufórico y de celebrar algo. La gente quiere tener algo que celebrar, sea lo que sea y, evidentemente, ganar el Mundial era un motivo de celebración, pero esto es una cosa pasajera y los problemas sociales que viven España y el resto de Europa y las tensiones entre nacionalistas y centralistas volverán a sus cauces de nuevo.

–¿En un momento crítico para España, es una necesidad para recuperar la autoestima colectiva?

–El fútbol sirve a la autoestima. Históricamente, las manifestaciones de júbilo ante el partido de cada domingo están asociadas a determinados grupos sociales que no podían destacar en otros ámbitos y aprovechaban el fútbol para manifestar su identidad en el campo, para hacer una catarsis colectiva, curarse y olvidarse de los problemas del resto de la semana. Al margen de la complicada situación que está viviendo España —y el resto de Europa y del mundo—, si hacemos una lectura psicosocial, el fútbol y esta celebración sirven como un elementos de cura colectiva. Creo que no está tan relacionado con la crisis como con la necesidad de celebrar algo.

–¿El mundo va a mirar de otra forma a España después de esta conquista?

–Es evidente, pero no perdurará, es una cosa pasajera. El mundo mirará de forma positiva a España transitoriamente.

–¿Esa visión llegará incluso a los mercados?

–No, en absoluto, los mercados se rigen por otro tipo de cosas más complicadas.

–Por lo visto, estas cosas hacen subir el PIB.

–No me creo nada, no creo que pueda afectar a las relaciones comerciales.

–Lo curioso es que la Bolsa caiga, como ocurrió ayer, y anteriormente también en los países que ganaron.

–Es una coincidencia de la que no se puede inferir nada porque no hay datos estadísticos suficientes, son pocos años.

–¿La victoria de España es un balón de oxígeno para Zapatero?

–Es un balón de oxígeno para todo gobierno que tenga problemas porque un acontecimiento nacional positivo siempre reclama la atención de la gente y de los medios de comunicación, que dejan de hurgar transitoriamente en otras cosas.

–¿Zapatero irá, pues, mucho más confortado al debate del estado de la nación mañana?

–Evidentemente. Estos días del Mundial, sobre todo cuando España iba ganando, la presión mediática sobre los problemas actuales era menor y también sobre Zapatero.

–¿Haber perdido Alemania es un palo a Angela Merkel?

–No, pasó en otros países y en Francia incluso se pidieron responsabilidades políticas, pero al día siguiente ya no pasa nada.

–Se ha insistido mucho en que el equipo que ha ganado es un equipo muy cohesionado y de ´muy buena gente´, no de estrellas, como es lo habitual.

–Sí, se ha insistido en que ha sido una labor de equipo y no de una estrella, y eso se reflejaba tanto en los medios de comunicación como en el campo de fútbol, donde no había grandes estrellas sino un juego limpio de grupo. Transmitir ese mensaje a los jóvenes es muy positivo porque es una forma de inculcar los valores de grupo y el comportamiento ético.

–¿Los políticos deben tomar nota de Vicente del Bosque?

–No, Del Bosque lo que hizo fue seleccionar y adiestrar a un equipo de la mejor forma que supo, y también la suerte hizo que le saliesen las cosas bien, pero no es una lección para los políticos. Los problemas que tienen planteados los políticos son completamente distintos y los cauces para solucionarlos, también. La única crítica que oí contra Del Bosque y la selección —y, además, venía de jóvenes— es que la mayoría de los jugadores de la selección perteneciesen a un club determinado [el Barça] y a una comunidad autónoma [Cataluña]. Querían que ganase España pero había cierta...

–¿Cierta reticencia contra Cataluña?

–No contra Cataluña, sino a que se seleccionase a jugadores de Cataluña sobre todo. Hay otros clubes con jugadores importantes y las cosas podían salir igual de bien o mejor, argumentaban. A la gente no le gustó que se diese tanta cancha a Cataluña.

–¿Estas cosas exacerban el nacionalismo español?

–No, no es una cuestión de nacionalismo español, al contrario.

–¿El Mundial ha neutralizado la respuesta catalana al recorte del Estatut por el Constitucional?

–Hay varias lecturas. Una de ellas es que se viese que en Cataluña también hay un cierto sentimiento español. O que los catalanes son muy justos y saben valorar cuándo España les da algo positivo. Son lecturas. Hay temas de otra enjundia [el Estatut] que van a traer cola y el fútbol no los va a poder tapar porque dentro de dos días se van a desatar y tendrán una solución complicada.