El único éxito no discutido de la visita del Papa fue la retransmisión del evento, realizada por la TVG. No solo por la imagen del país que la audiencia pudo percibir, que también, sino sobre todo por la imagen de capacidad técnica que se ofreció desde nuestro principal medio público de comunicación. La retransmisión de la visita papal es totalmente equiparable a la que pudiera ofrecer cualquier televisión puntera de Europa o del mundo más desarrollado. Esto revela la envergadura y la capacidad técnica y profesional que hemos logrado desarrollar y concentrar en la Crtvg. Pero, precisamente en este momento tan dulce, se cierne sobre el ente público una amenaza que desde el Gobierno Feijóo cada vez se oculta menos.

Realmente para la Crtvg hay dos alternativas. O bien se desarrolla impulsando toda su capacidad en nuevos campos de la comunicación, con lo que la actual y excelente plantilla con que cuenta sería toda necesaria, se ampliaría notablemente la oferta del servicio público y se reafirmaría el papel del ente en el impulso de la industria audiovisual del país; o bien se desmantela el servicio público porque se privatiza o, alternativamente, se despieza quedándose lo público con unos espacios informativos anoréxicos, al servicio del Gobierno de turno, y entregando a la iniciativa privada el grueso de la compañía. A esta privatización total o al despiece ya está muy atenta y preparada alguna empresa privada, con ínfulas de cuarto poder. En este caso sobraría la mayor parte de la actual plantilla, si no toda, y comenzaría la danza macabra de la destrucción de empleo y, lo que es tan malo o peor, el desmantelamiento de un servicio público que es como la salud, que no se sabe lo que vale hasta que se pierde.

Yo creo que el Gobierno Feijóo se prepara para la alternativa de la privatización y del despiece, con el falso pretexto de la crisis. Falso porque la verdadera razón es más ideológica que económica, ya que precisamente en estos tiempos lo coherente es empelar el dinero público en impulsar la producción y el empleo. Si esto es así, habrá que oponerse con toda energía porque, en este caso, los intereses objetivos de los trabajadores y del país coinciden plenamente.

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