–¿No teme usted que la tachen de vendedora de ilusiones, de recetas imposibles?

–Si mis libros fueran los típicos de autoayuda americanos podrían calificarme así pero son muy prácticos, basados en experiencias que han dado resultados en consulta.

–Tal como están las cosas, las consultas psicológicas vivirán una época de esplendor...

–Bueno, desde junio de 2008 hemos notado un aumento del 50% en la consulta. Y los casos de gente entre 18 y 30 años y a partir de 54 se han incrementado en un 100%.

–¿A partir de 54?

–Bueno, es una cifra media, referencial. Es un auténtico drama lo que están viviendo en muchas empresas cuando, llegados a esa edad, se encuentran por vez primera sin empleo o con empleos miserabilizados, precarizados.

–¿Por qué los jóvenes?

–Es muy preocupante cómo las dificultades para encontrar empleo están haciendo mella en las generaciones más jóvenes, calificadas ya como generaciones perdidas. Lo pasan muy mal, no están preparados para afrontar una situación tan difícil como ésta porque han estado sobreprotegidos. Les hemos preparado para un mundo idílico. Cuando les quitas las piedras del camino y no dejas que se forjen un carácter más fuerte y vayan adquiriendo recursos ante la adversidad llegan a situaciones como éstas y no saben cómo reaccionar.

–Con el panorama que les ha tocado, o se indignan o es para deprimirse. A ver si no, perdiendo el futuro ...

–No solo ellos. La verdad es que en la actualidad estamos viviendo una época de crisis que está cada vez haciendo más mella en nuestra sociedad. Lo que parecía ser un paréntesis momentáneo en el crecimiento de la economía mundial ha pasado a ser un profundo bache que nos hace sentirnos cada vez más desmoralizados. Son cada vez más las personas que son despedidas, estudiantes que ven cómo sus difíciles años de carreras universitarias o formación profesional parecen devaluarse porque no ven ninguna salida, o empresarios que han tenido que abandonar sus ilusiones en sus respectivos negocios, que han tenido que cerrar.

–¿Nos estamos hundiendo psicológicamente con la crisis?

–Se ha doblado el número de personas que vienen por problemas laborales, porque tienen mucha ansiedad. Han perdido su trabajo o temen perderlo. También se han incrementado problemas como crisis de estrés, ansiedad, contratiempos de pareja, depresión y adicciones. La crisis está influyendo de una manera tremenda, mucho más de lo que pudiéramos pensar.

–Antes, de todos modos, la religión y el más allá era un modo de dar sentido al sufrimiento...

–Cierto. Ahora, independientemente de que la persona sea o no religiosa, cuando sientes que es un sentimiento injustamente provocado, la gente se rebela mucho.

–El caso es que la gente prefiere medicalizar su sufrimiento, somos una sociedad en la que todos los problemas tienen una etiqueta de enfermedad y una pastillita para mejorarlos.

–Hoy en día la gente tiene menor inteligencia emocional que hace 30 años. Es decir, tenemos menos recursos psicológicos para hacer frente a una vida de dificultades. ¿Qué ha interiorizado la gente? Busca atajos para todo y cuando está mal, lo que quiere es una pastilla mágica que se lo pueda resolver. Esto es tremendo, sobre todo en la sociedad española, una de las que tienen mayor consumo de fármacos de toda Europa. Y los fármacos no son una salida, son una trampa.

–Nuestros padres vivieron una sociedad autoritaria, vertical, con valores implantados a machamartillo, pero había referencias a las que ajustarse.

–No es, por supuesto, una sociedad ejemplar pero lo que pasó después es que se perdieron todos los valores, referencias, apoyos sólidos... Yo creo que se advierte un deseo de recuperar valores que den sentido a su vida aunque ya no puedan ser los de antes. Pero hay cuestiones básicas como: o tenemos una ética en nuestra forma de vivir o esto es una jauría donde el más agresivo es el que puede coger el gran bocado.

–¿En los jóvenes observa eso?

–Yo creo que son los que más te lo piden. Me atrevo a decir que piden familia consolidada, se quieren casar razonablemente jóvenes, quieren estabilidad, unas normas de juego para todos. La Psicología dice que si tú no caminas de acuerdo a unos principios va a ser un sufrimiento constante, una malestar emocional enorme... Eso sí, sabiendo lo que tienes enfrente porque si no te hunden. Hay gente en esta sociedad que piensa que personas con valores son personas débiles a las que se puede machacar.

–Desde luego, la familia se les ha fragmentado, precarizado, pero no será tanto como dicen porque éste es el único modo posible de explicar que con la crisis aún no se haya ido a las barricadas...

–En España la familia sigue siendo un soporte impresionante. En Estados Unidos una persona en el paro se las tiene que apañar; aquí el hijo tiene treinta o más años y los padres lo vuelven a acoger. ¿Por qué no ha habido un estallido aún aquí? Porque la familia está arropando a los miembros que pasan por momentos complicados. La familia española está salvando a la sociedad española.

–Y el telediario la está hundiendo con esa obsesión periodística por resaltar solo lo negativo.

–Eso es cierto pero, si no puedes cambiar el telediario aprovecho para decir que no a todos les afecta por igual las mismas imágenes o noticias; ante la misma situación hay personas que se sienten bien y otras mal. El mensaje optimista es que te vas a sentir mejor o peor en función de lo que pienses en cada momento. Es el pensamiento el que determina la acción. Por eso una de las primeras cosas que enseñamos es cómo sentirse bien y recuperar el buen humor.

–No es lo suyo predicar el pesimismo, pero ¿cómo le diría a una amiga que ve la situación en las consultas?

–La situación de una inmensa mayoría de las personas que vienen a las consultas es dramática y los psicólogos estamos haciendo un esfuerzo enorme por estar a la altura de las circunstancias. Nos damos cuenta de que la mayor parte de la psicología es privada y no se la puede pagar y por eso hacemos un gran esfuerzo por ser eficaces, para conseguir que en pocas sesiones la gente pueda salir de su bajón.