-¿Era infeliz cuando se retiró del mundo del porno en 2005?

-Lo pasé muy mal. Frecuentaba prostitutas. Estaba acostumbrado a trabajar casi 25 días al mes con una, dos, tres mujeres al día y fue un cambio difícil.

-¿Tenía que ser monógamo?

-Sí, claro, era automático. Si no trabajo más como estrella del porno, en teoría estaré con una sola mujer, mi esposa. Pero eso no me era posible. Busqué la manera de frenar el deseo de tener relaciones sexuales con otras mujeres yendo con prostitutas. Y eso me creaba problemas.

-No parece un hombre al que le resulte difícil encontrar amantes, ¿por qué con prostitutas?

-Por respeto hacia mi mujer. No quería tener una amante, otra persona con la cual me pudiera involucrar sentimentalmente.

-¿La prostitución era lo más parecido a la pornografía?

-Sí, pero lo único que conecta ambas cosas es que tenemos relaciones sexuales por dinero. Son mundos diferentes porque la verdadera prostituta odia el porno, piensa que hacer porno es como dejar su alma al descubierto. Las prostitutas odian serlo, les da vergüenza y solo lo hacen para ganar dinero rápido. En el porno, no.

-¿Es posible entonces pasar a tener una vida normal después de tantos años en la industria?

-No. Aunque quizás se podría si se atraviesa un periodo largo de curación. Pero para eso te debes mantener alejado del mundo de la pornografía. Si digo que no voy a seguir como actor pero me paso el día en el estudio con mujeres, viéndolas teniendo sexo... Es como ser cocainómano y pasarse el día rodeado de drogadictos y camellos.

-¿Teme tener que dejarlo a la fuerza por ser demasiado viejo?

-No, no me da miedo. Lo acepto. Sé que ahora mismo ya estoy en el límite. Cuando decidí volver, me miré y me di cuenta de que ya no era ese hombre de cuarenta años. Ahora que tengo 47 años me doy cuenta de que mi espíritu es como el de un chico de veinte pero mi cuerpo se va haciendo mayor. Así que prefiero no pensarlo. Lo decidirá el destino. Creo que aguantaré hasta los cincuenta.

-¿Se imaginaba que estaría trabajando a su edad?

-No. Recuerdo que cuando era joven y veía películas en las que el hombre tenía cuarenta años me preguntaba qué hacía ese hombre todavía actuando. Pensaba que no era normal que una chica de 18 años trabajase con un hombre tan mayor.

-¿Qué pasó con su intención de montar una academia del porno para televisión?

-Nunca llegó a llevarse a cabo. Se me ocurrió en el momento ideal de la industria, pero por desgracia ya estaba en decadencia debido a internet.

-Iba a enseñar a diez hombres a ser actores porno. ¿Eso se aprende en una academia?

-Se puede, pero no se llegará a ser un gran actor porno sin tener talento. Nacho Vidal por ejemplo, a quien descubrí yo, en sus primeras películas no funcionaba, tenía vergüenza, tenía mil problemas... Pero lo miré a los ojos y vi que tenía algo explosivo dentro.

-¿Lo importante es sentir verdadera pasión por el sexo?

-Sí, eso es lo más importante. Si tú eres un actor y dices 'solo me gustan las mujeres altas' o 'me gustan solo con pechos grandes' o 'no me gustan las morenas'... Entonces no funciona: debes amar a la mujer. Y debes estar preparado para amar cualquier tipo de mujer. El problema es que ahora ya no es así.

-¿Por qué?

-Por las inyecciones que se meten todos. Hoy en día nadie tiene ganas de trabajar, esa es la verdad. Y me produce asco, porque en estos casos la pasión desaparece.

-¿Pasión por el trabajo?

-Pasión por transmitir algo bello a quien vea la película, y con esta intención es con la que voy cada día al rodaje. Nunca pienso en hacer algo rápido o acabar la escena antes de tiempo. Todo lo que hago es con pasión, porque quiero que sea algo bonito.

-¿Bonito hacer películas con técnicas gonzo (escupir, llevar hasta el límite físico a la mujer)?

-Si la mujer ama hacerlo así, me parece bello. A mí me gusta explorar los límites.

-¿Aunque sea con el dolor?

-Usar el dolor no es algo que haga yo. El dolor es algo que elige la mujer, no viene de mí. Hay un montón de mujeres que te dicen que quieren más, que les aprietes con más fuerza o que les des más fuerte. Visto desde fuera por una persona que no practica este tipo de sexo, lo llama violento. Pero no crea que la gente en su casa quiere solo ver sexo romántico...

-¿Sexo romántico?

-Cuando haces algo con pasión. El erotismo es pasión. No es cuán fuerte eres tú. Se puede hacer algo increíblemente pornográfico fingiendo. Eso es la pornografia: ficción. Lo pornográfico es todo aquello que es feo, que es mecánico y que es falso.

-Y a eso se dedica usted.

-Sí. Pero mi pornografía está hecha de pasión, tiene algo de real. Es la búsqueda de sensaciones, no emociones.

-¿Cómo lo logra después de más de 20 años en la industria?

-Porque yo tengo una única pasión: hacer cosas que me llenan, que me dan alegría. Y a mí la mujer me da alegría: me gusta su piel, su tacto, su olor. Me gusta todo de ella. Y mi mayor suerte está en ser una persona altruista, solo disfruto cuando veo que la mujer también está disfrutando. Así que hasta que la mujer no haya tenido un orgasmo, yo no voy a parar. Realmente, esto es una gran fortuna. Lo único que he entendido después de todos estos años es que no puedes entrar en el culo de una mujer si antes no has entrado en su cabeza.

-¿Y cómo lo hace con sus actrices?

-Como director, tengo que hacerle ver que puede confiar en mí: le hablo, comentamos el personaje e intento entender lo que le gusta. Por eso una buena película porno se hace en el casting. Si cometes una equivocación con la gente a la que has elegido, es una mierda. La química solo la tienes si la gente se atrae.