-¿Qué es El arte de no amargarse la vida?

-Mi libro es un método para hacerse más fuerte a nivel emocional que está basado en la psicología más moderna y científica. Está refrendado por más de 2.000 estudios sobre este tipo de psicología cognitiva.

-Sus propuestas se cargan casi todos los pilares de la sociedad de consumo...

-Una de las cosas que digo y que más controversia suscita es que con tener comida, bebida y un techo para los días malos, ya se puede ser feliz. Esto a la gente le parece muy bestia. Te enfrentas contra una opinión generalizada de que esto no puede ser. Pero en los años 70 fumaba el 90% de los hombres; que estuviese generalizado no lo hace bueno. De todas maneras, una prueba para saber si mis principios son funcionales y hacen fuerte o no es planteárselos a tres personas fuertes de tu entorno y a tres débiles y comprobar quién está más de acuerdo. La gente más fuerte piensa que no necesita tener un nivel económico alto o ser muy guapo. A mis pacientes les digo que deben parecerse a gente fuerte.

-¿Fuerte como Cristiano Ronaldo, que además es 'rico, guapo y gran jugador'?

-No creo que sea muy fuerte, ya veremos cómo le va en el futuro, pero no le veo. Cristiano Ronaldo no es fiable como modelo de persona.

-Hay que renunciar a algo, entonces.

-No se puede tener todo, pero conseguir lo importante es muy fácil. Comida, bebida y un poco de techo; eso en Europa está garantizado. La vida es un chollo. La gente que dice que la vida es muy difícil se lo inventa.

-¿Está de acuerdo con las voces que piden parar el desarrollo?

-Decrecionistas, sí. Pienso como muchos economistas modernos que dicen que decrecer es lo más evolucionado, lo más inteligente y elevado. Diógenes vivía en un tonel y eso es lo que le hacía grande. Todos los monjes de todas las religiones han preconizado la renuncia como fuente de maduración. Para los psicólogos la renuncia es también la clave de la salud emocional.

-¿Hay que resignarse?

-Se pueden tener objetivos, pero si te equivocas no debería ser un drama. Nuestra postura no es la de la resignación, sino la de la aceptación de lo que no se puede cambiar. Pero con la ilusión de ir mejorando las cosas.

-El sistema dice que un líder que no tiene pareja no es de fiar. Y usted no tiene.

-Al contrario. Me paso mucho tiempo diciendo que no se necesita pareja para ser muy feliz. Los que de alguna manera bajamos abajo en alguna cualidad o en alguna característica que se demanda somos ejemplo de maduración, porque podemos bajar abajo del nivel de valoración de los demás. La exigencia externa es una carrera paranoica y perdida de antemano: siempre habrá gente que te quite cualidades. Es mejor no necesitar que te las reconozcan. Por eso yo soy más fiable. Soy feliz y soy coherente.

-Los actores representan lo que la sociedad parece querer ser, y son mayoría entre sus clientes. ¿Por qué?

-Es gente muy egocéntrica que a veces se dejan cegar por la comida basura del éxito y la fama. Se vuelven esclavos de eso, y gente muy inestable a nivel psicológico. Es gente pobre en valores que se dejan llevar por el reconocimiento y la admiración. Es uno de los gremios más enfermos, como casi todos los que se basan en el reconocimiento.

-¿Qué cree que va pasar tras la crisis?

-Hay dos opciones, que acabemos con el planeta, o como yo creo, que cambiemos el chip como civilización y nos volvamos más serenos, ecológicos y mejores personas. Pero será tras varias crisis más, para el 2050 o así. Esto no es más que la ola que precede al tsunami: ríete de una crisis financiera cuando sea una crisis de recursos. Será generalizada y ahí tenemos una oportunidad enorme. El hombre en el Renacimiento se dio cuenta de que era el centro del mundo, pero no somos tan importantes. Ni nosotros ni lo que hacemos. Somos solo una parte del universo.

-Con la Iglesia ha topado.

-Sí, aunque los principios de los que yo hablo coinciden en gran parte con principios religiosos y las disciplinas filosóficas que comparten en qué consiste el buen vivir. San Francisco de Asís decía: 'cada día necesito menos cosas y las pocas que necesito las necesito muy poco'. Estoy totalmente de acuerdo con eso. La curia es bastante más capitalista.

-Desprecia el éxito, pero busca un público masivo. ¿Es coherente?

-Sí, para mí es un objetivo llegar a mucha gente, pero no es una necesidad. Me gusta tener éxito como terapeuta, pero sé que me podría dedicar a muchas cosas, así que en realidad, podría dejar de hacer lo que hago con facilidad. A veces convertimos esos deseos en necesidades irrenunciables.

-¿Habría que marcar las películas Disney para mayores de 18 años?

-Hay que enseñar a los niños valores diferentes con urgencia y recuperar valores que no tienen que ver con la competitividad, sino con la armonía. Valores que tengan que ver con la tranquilidad, con la felicidad, con el amor, con el amor fraternal pero no con la competencia. Educamos mucho en la necesititis.