Es algo, querida Laila, que me intriga. ¿Qué le pasa a esta ciudad con Bocelo? Ya sabes, Pedro de Llano. Uno de los coruñeses más influyentes e importantes de la segunda mitad del siglo pasado. Un periodista que cubrió, con su trabajo de informador y con su opinión, sesenta años de la vida coruñesa y gallega. Dirigió con éxito y acierto indiscutibles los dos periódicos que antes había en esta ciudad: La Voz y El Ideal, para luego ponerse al frente de El Progreso de Lugo con el mismo resultado. Un coruñés al que no sería hipérbole tachar de coruñesista. Porque no hubo batalla a favor de A Coruña que él no diera o en la que no participara con entusiasmo. De hecho muchos de los logros coruñeses, incluso algunos desproporcionados, se apoyaron en sus columnas o levantaron el vuelo con la pluma de Bocelo en sus alas. Nada de A Coruña le era ajeno. Hasta llegó a estar fichado por el Deportivo, al que siempre estuvo ligado como entusiasta aficionado. Fue demócrata irreductible de nítidas posiciones socialistas, que logró ocultar a la represión franquista, en parte, porque no pudo nunca evitar ser un sospechoso. Era de la cáscara amarga, como entonces se decía de los no adictos. De hecho trabajó de redactor jefe en La Voz de Galicia de tapadillo, donde había entrado como taquígrafo, y ejerció en la práctica de director sin serlo oficialmente, hasta que la tenacidad de Emilio Rey, el editor del periódico entonces, logró oficializar su cargo. Perteneció a aquella generación de periodistas que aprendió a escribir entre líneas y a burlar la censura para lograr hacer llegar a los lectores las noticias que no podían darse y las opiniones que no podían sostenerse. Bocelo, querida, fue durante muchos años portavoz comprometido con los problemas y las reivindicaciones de muchas personas e incluso de organizaciones clandestinas, cuando toda protesta, por elemental que fuese, era delito político. Esto lo hizo muy popular. "Hay que hablar con Bocelo", se decía cuando se pretendía sacar algo a flote. No dudó en saltar a la palestra cuando la calumnia amenazó a alguno de sus colegas. Recuerdo la defensa pública que hizo del periodista José Antonio Gaciño, cuando fue acusado absurdamente de estar relacionado con el GRAPO: "Imaginar a Gaciño terrorista es como imaginarse a Cristo con dos pistolas", escribió en El Progreso. Es que además, Bocelo ejerció una notable influencia y fue referente para muchos excelentes periodistas de este país, como también se beneficiaron de su amistad y apoyo, en plena clandestinidad, dirigentes de los partidos políticos, de los movimientos estudiantiles, de sindicatos como CCOO y UGT o de organizaciones vecinales y culturales. Con la democracia, pudo emerger su querencia socialista y gozó notablemente de su adhesión el PSdeG-PSOE, sobre todo en A Coruña, donde Paco Vázquez fue especial beneficiario.

Pues bien, querida, no me digas que no es desconcertante e intriga a cualquiera que sobre tal personalidad se haya cernido la losa del silencio y del olvido. Nunca ha habido en A Coruña reconocimiento alguno, siquiera oficioso, de Bocelo. Nunca nadie lo ha solicitado ni impulsado. Ni el Ayuntamiento, ni el Deportivo, ni los periódicos a los que ha servido, ni los que se han beneficiado de su amistad y de su apoyo, ni los socialistas, ni en definitiva los coruñeses. Es cierto que hubo colegas que han escrito, loado y, en cierta modo reivindicado, la figura de Pedro de Llano, pero A Coruña, como tal, jamás ha reaccionado.

Algo tuvo que pasar o esta pasando y habrá que descubrirlo y saberlo, querida, porque los coruñeses, si algo somos, es bien nacidos y no se explica que tardemos tanto en mostrarnos agradecidos.

Un beso.

Andrés