-¿Cuál fue la clave de la Constitución de 1812 en materia de libertad e igualdad?

-Los redactores de aquel texto hicieron un planteamiento muy teórico y ése fue el motivo de que no prosperase la Constitución de 1812, porque solo tuvo una vigencia de dos años, en su primer momento; de tres años, después del golpe de Riego, y durante un año más en 1836. En total, seis años de vida constitucional española en el siglo XIX. Y eso es muy poco.

-¿Demasiado adelantada?

-Eso es un juicio histórico a posteriori. Sencillamente, es que no tuvo en cuenta la realidad del país y quiso imponer una ideología que no correspondía a lo que la sociedad de su tiempo sentía. Era utópica, como Tomás Moro o Rousseau, y todo intento de revolución desde arriba está llamado al fracaso.

-Pocas veces se oyen críticas similares a aquella Constitución tan venerada.

-La crítica no implica censura. Pero, cuando se habla de un suceso 200 años después, hay que verlo como fue en su momento, y no con las connotaciones actuales.

-¿Quiere decir que está idealizada?

-Aquella Constitución fue una bandera del liberalismo durante el siglo XIX. Era un referente, un estandarte, pero su ideología era rechazada por la sociedad, y supuso tres guerras civiles, lo cual evidencia el rechazo que suscitó.

-¿Qué destaca de su innovación en el concepto de igualdad?

-Sus dos conceptos-eje son la libertad y la igualdad. En la libertad fue más explícita que en la igualdad, entre otras cosas porque en aquel periodo histórico no existía la igualdad absoluta. De hecho, establecía desigualdades palmarias.

-¿Por ejemplo?

-La Constitución de 1812 dice que solo son ciudadanos españoles los hombres libres. Los esclavos, que existían, no eran considerados ciudadanos españoles. También discrimina a los eclesiásticos al poner un tope a su presencia en el Consejo de Estado.

-La soberanía nacional fue un paso crucial en la Constitución de 1812. ¿Con la actual crisis hemos ido atrás en soberanía nacional?

-El principio que sí se ha roto es la identidad de pensamiento que conforma Europa, que es el cristianismo. Por decirlo gráficamente: Europa es quizá más hija de San Benito que de Alcide de Gasperi (político italiano al que se considera uno de los padres de las Comunidades Europeas). Y eso sí se ha roto: el cristianismo como principio generador de la idea europea.

-¿Y eso es preocupante?

-Sí, porque ha desembocado en que solo haya una única forma de designar la autoridad, la democracia. En España, donde hemos pasado por muy diferentes momentos, se ha contaminado hasta tal punto que todo lo que no sea democracia no es ya válido, sino que ni siquiera es planteable. La humanidad se ha regido durante decenas de miles de años sin conocer el concepto democrático, y pese a ello ha vivido y se ha desarrollado. Porque el concepto democrático es un sistema, y aquí se ha elevado a religión. Y confundir filosofía con praxis es peligroso.

-¿Por qué?

-Mire: hoy se anatemiza inquisitorialmente a quien no es democrático, o al que algunos consideran que no es democrático. En los años 30, los movimientos totalitarios surgieron por pensar que la democracia es una doctrina, cuando es un sistema. Ahora estamos viviendo la misma crisis por el mismo motivo.

-¿Ve alternativa a la democracia?

-Hasta hace poco la humanidad ha sobrevivido sin democracia. Así que, al menos, hay una alternativa clarísima: no considerarla una religión, sino un sistema. Es un sistema, no solo útil, sino quizá el mejor.

-¿Qué futuro le aguarda a la nobleza?

-El futuro que le aguarda a cualquier grupo social. Depende de la vitalidad de sus componentes.

-¿La ve con vitalidad?

Sí. Fíjese: más de la mitad de la nobleza titulada tiene una antigüedad desde Isabel II. Eso ya le está diciendo la vitalidad que tiene. Además, la Corona ha estado muy atenta a la sociedad al conceder los títulos y ennoblecer a los españoles, porque hay un gran abanico de personas que reciben títulos nobiliarios: hay políticos, militares, y el arte y la cultura abarca el 12 % de la nobleza titulada. La Corona ha estado muy pendiente de la sociedad.

-Qué opina de las dificultades que atravesó el monarca?

-El hecho de que se inventen dificultades no quiere decir que las haya. La ejecutoria del Rey habla por sí misma y no hace falta que nadie la defienda. Por una vez en 200 años hemos tenido un gobernante a la altura del país. Eso los españoles lo reconocen, lo aprecian y deben enorgullecerse. Y si en alguna ocasión el Rey, que es humano, tiene alguna debilidad -siempre y cuando no afecte al servicio al país- hay que hacer igual que se hace con los demás: perdonar. Lo que es personal, es personal. En este mismo momento está lleno de dolor, y lo sé porque soy testigo de mayor excepción. No veo que haya pasado ninguna dificultad. Lo único que ocurre es que los medios de comunicación tienen mucha influencia sobre la opinión pública y que las masas se conmueven fácilmente.