"Los españoles dejamos a los nazis extraer de nuestras minas wolframio, un mineral imprescindible para su maquinaria bélica. Después de la II Guerra Mundial les brindamos nuestro apoyo. Por eso insisto en que es posible que España fuera neutral, pero no fuimos inocentes", afirma Pérez Domínguez sobre la relación de España con la Alemania nazi, el gran escenario de El silencio de tu nombre

-Como en El violinista de Mauthausen, vuelve a la II Guerra Mundial.

-Es un periodo un poco más amplio que va desde antes de la guerra, en los años 30, hasta la Guerra Fría, la década de los 50, como es en este caso del libro. Y no me interesa la contienda en sí misma, sino las pasiones que se generan en los personajes en ese periodo, además que es una obra muy literaria. Esta etapa histórica me ha permitido también desarrollar conceptos como la lealtad, el heroísmo, la traición o la amistad.

-Espionaje, aventuras, intrigas, fanatismo político... ¿Por qué estos caminos literarios?

-Creo que la novela tiene que albergar tres puntos para que sea interesante: tiene que estar bien escrita, tener calidad literaria, es decir, las comas en su sitio y los adjetivos bien puestos, dentro de la subjetividad que esto supone. Por otro lado, tiene que haber una cuestión moral sobre la que reflexionar y creo que mi novela lo tiene. El tercer elemento es que una novela tiene que emocionar al lector y tiene que engancharle con una historia interesante, emocionante, de aventuras, con pasión. Si eso no funciona y el lector no quiere leerse las seiscientas páginas de un tirón, lo anterior no sirve de nada.

-Habla de la supuesta neutralidad de España respecto al nazismo. ¿Usted piensa que nuestro país desempeñó un papel activo?

-En mi anterior novela, El violinista de Mauthausen, vine a decir que también los españoles sufrimos la ignominia del Holocausto y formamos parte activa en la II Guerra Mundial; en El silencio de tu nombre voy un poco más allá, poniendo el dedo en la llaga, diciendo: 'Es posible que España fuera neutral en la II Guerra Mundial, pero no fuimos inocentes'. Eso sí hay que recalcarlo. Los españoles dejamos a los nazis extraer de las minas españolas wolframio, un mineral imprescindible para su maquinaria bélica, compramos oro a los suizos y la mitad procedía del expolio que había sometido los alemanes a los países ocupados. No digo que sea ilegal, pero no es ético. Después de la guerra brindamos nuestro apoyo a los nazis exiliados, huidos, les proporcionamos un refugio seguro en España o entorpecimos las órdenes de los aliados para ponerlos delante de un tribunal. Por eso, insisto en que fuimos neutrales, pero inocentes no.

-¿Cómo ve la España actual, sometida a los dictados de Alemania?

-Afortunadamente la España actual no se parece mucho a la España de entonces. Con toda la crisis y los problemas tan graves que hay, tenemos la suerte de que se vive mucho mejor que se vivía en 1950.

-¿Y qué opina de los recortes?

-La cultura es la primera que sufre los recortes. Todos nos estamos conformando con trabajar el doble y ganar la mitad. Tampoco hay que rasgarse las vestiduras, hay muchos sectores que están sufriendo los recortes... La cultura es uno más.

-¿Merkel solucionará nuestros problemas económicos?

-Sinceramente, no lo sé. Creo que hay un exceso de información: por un lado, es positivo estar informados, pero por otro pienso que hay demasiado ruido. Todos estamos esperando a qué va a suceder y dando palos de ciego y sin tener una idea clara de cuál va a ser el siguiente paso.

-Con El violinista de Mauthausen ganó el premio Ateneo de Sevilla. ¿De qué le ha servido?

-Un premio te aporta más visibilidad. El ganar un premio o vender muchos o pocos libros eso no hace mejor o peor una novela; al final los que mandan y los que proporcionan más encanto a este oficio son los lectores, que deciden comprar una u otra novela.

-¿Cómo ve a Lorenzo Silva como nuevo planetario?

-Creo que ha sido una gran suerte para Planeta que Lorenzo Silva haya ganado el premio. Es un escritor que me gusta mucho, me parece un tipo encantador. Va a ser un paso importantísimo en su carrera. A Planeta le va venir también muy bien, porque es un autor con muchos lectores, un escritor solvente.

-¿El futuro editorial está en las nuevas tecnologías?

-No lo sé. Yo prefiero el papel. El primer borrador de una novela siempre lo escribo a mano y con pluma; luego lo paso a ordenador. Estamos enfrentándonos a muchos cambios y nadie puede aventurar el negocio editorial dentro de cinco años. No obstante, el riesgo de ser pirateado el libro editado en formato electrónico es altísimo.