-Los surcos del azar, un verso de Machado.

-Define bastante bien lo que fue el exilio español tras la Guerra Civil: surcos del azar por los que llegaron al sur de Francia, al norte de África, Rusia, Noruega... Podían acabar en cualquier lugar de la contienda y no fueron acogidos de una forma hospitalaria.

-Como su protagonista, que participó en la liberación de París.

-Es lo curioso, que gente que vivió en España momentos de lo más indignos y en esa ratonera que fue el puerto de Alicante en su huida, y que fueron enviados a campos de trabajo como esclavos, hayan acabado en el lugar más glorioso de la II Guerra Mundial.

-Y sin reconocimiento alguno.

-Eso es lo que me atraía, que aún siendo parte de los vencedores de una guerra, fueron totalmente olvidados de la Historia. Cada país se crea sus héroes y los franceses se ocuparon en reescribir su historia. Ese papel le correspondía a los españoles, pero cómo iban a hacerlo si su país había sido el aliado de los que ellos habían combatido.

-La democracia los ignoró.

-La democracia no hizo ningún esfuerzo por recoger la memoria de estos héroes. Hemos hecho la Transición mirando al futuro y no al pasado, lo cual nos ha llevado a la ignorancia y al olvido de esta gente que ha luchado por la libertad contra el fascismo.

-Se ha basado en el libro La Nueve, de Evelyn Mesquida.

-Fui a dar una charla al Instituto Cervantes de París. La víspera, presentaba su libro y estaba allí con dos excombatientes de La Nueve. Me pareció increíble que aquellos dos viejecitos estuvieran contando cómo tuvieron el honor de escoltar a De Gaulle y al general Leclerc por los Campos Elíseos en ese momento triunfal. Era la primera compañía que entraba en París. Me pareció increíble, pero más increíble me pareció, al documentarme, el camino que les había llevado hasta allí. Me impresionó su lucha, su sufrimiento y el no darse por vencidos, cuando tuvieron oportunidades para dejar de luchar. Tras liberar los campos donde estaban los españoles podían haber dicho 'ya, ahora, vosotros', pero no, volvieron a alistarse para luchar contra los alemanes y los italianos en Túnez. Y, tras vencer a las tropas del Eje allí, que ya eran civiles de nuevo y podían elegir su camino, decidieron volver a alistarse para acabar con Hitler y Mussolini en Europa y poder volver luego a España. Es increíble, nunca se dan por vencidos.

-¿Tuvo ocasión de hablar con esos dos supervivientes?

-Hablé aquel día con Luis Royo y Manuel Fernández. A ellos les hicieron muchas entrevistas y reportajes, pero hay una tercera persona que es el único de los tres supervivientes que entró en París aquel 24 de agosto de 1944 y jamás quiso dar una entrevista y hablar del asunto. En él , y en otra persona que desapareció en una misión, se inspira mi personaje, y ese silencio simboliza el olvido y el desencanto de toda esta gente a la que nunca se le preguntó por esto.

-No es la primera vez que hace un libro sobre la Guerra Civil o sus consecuencias.

-Porque me interesa. La mayoría no tenemos ni idea de la Guerra Civil ni de la posguerra. Hay más películas de ciencia ficción que de la Guerra Civil o del franquismo, y en el cómic ocurre lo mismo. Soy de una generación que aunque ya estudió en la democracia, jamás se habló de este período y, si querías conocerlo, tenía que ser de manera autodidacta. Por eso cada vez que alguien me cuenta una historia sobre la Guerra Civil me parece increíble. La historia de La Nueve, por ejemplo, ¿de verdad que sucedió esto? Es un tema poco tratado, muy desconocido, y a mí me gusta rescatar esas historias.

-¿Arrugas le cambió la vida?

-Totalmente. En España es muy complicado vivir de la cultura, y de los cómics aún más, pero con Arrugas conseguí poder vivir solo de los cómics. Hasta entonces vivía de la ilustración publicitaria. La historia sigue viva y dando noticias, se va a estrenar ahora la película en EEUU. Es insólito que un tema tan poco comercial como la vejez y el alzhéimer, haya tenido tal éxito.

-¿Lo vivió de cerca?

-El padre de un amigo tuvo alzhéimer y me impresionó mucho porque era lo que a mí me hubiera gustado ser de anciano, una persona con muchas inquietudes, y en poco tiempo lo devoró la enfermedad.

-Usted iba a ser electricista, como su padre y su hermano.

-Era una imposición. Para mis padres, dedicarme a algo artístico no tenía futuro. Dibujar podía ser un hobby pero no una profesión.

-Hasta que lo vieron con el Rey en una foto.

-Sí, porque es difícil explicar que vives de un porcentaje que cobras cada vez que se vende un cómic.