La periodista Cristina Mitre es la promotora de Mujeres que corren, iniciativa que arrancó como una llamada a través de las redes sociales y se ha convertido en un movimiento donde féminas de todo el país se reúnen en torno a la práctica deportiva con una vertiente solidaria: la de recaudar fondos para la investigación de la leucemia infantil. Directora de belleza en Elle, autora del blog The Beauty Mail y ahora también runner convencida, Mitre explica a través del libro Mujeres que corren su experiencia en un deporte que, según dice, le ha dado todo.

-¿Cómo empezó a correr?

-Llevaba una vida bastante sedentaria, había cogido un par de kilillos y me fui al polideportivo, pero en lo único que quedaban plazas era en Corredores populares. Me apunté con más fuerza de voluntad que ganas. El primer día que salí fue el 4 de septiembre de 2009. Recuerdo que me dolía todo, pensé que me daba una lipotimia, estaba congestionada, hacía una calor horroroso y pensé que tenía que ser malísimo para la salud. Seguí porque otras chicas en el grupo de atletismo me animaron, confié en sus palabras y volví al jueves siguiente. Desde entonces no he parado.

-¿Y después?

-Lo que empezó como algo para tener a raya esos kilillos se ha convertido en parte de quien soy. Correr me ha demostrado que todo lo imposible es posible con un poquito de disciplina y de fuerza de voluntad. Te da muchas lecciones de la vida.

-¿Cuál ha sido la suya?

-Si no hubiera sido por esas mujeres del grupo de atletismo que me inspiraron, hoy no habría logrado lo que he logrado a través del running. Por eso quise compartirlo y demostrar a todas que se podía correr. De ahí nace Mujeres que corren: algo tan loco como decir 'voy a invitar a todas las mujeres de Madrid a correr conmigo y mis tres amigas' se ha convertido en el primer movimiento social de running femenino en España, con más de 13.000 seguidores en redes sociales, quedadas con una media de 300 mujeres y siendo un motor que impulsa la investigación de la leucemia infantil.

-¿Qué será lo próximo?

-He desarrollado junto con un ingeniero una aplicación móvil que va a permitir a las mujeres conocer a otras chicas con las que salir a correr, en cualquier lugar del mundo y en cualquier momento. Así seguimos en pie de guerra contra el sedentarismo y por la investigación de la leucemia infantil.

-¿Por qué decidió unir al deporte esa causa solidaria?

-Tenía claro que esos kilómetros tendrían que tener un sentido. Me ayuda muchísimo pensar que corro a favor de alguien y que lo hago por alguien que no puede porque correr es un privilegio que ninguno debería desaprovechar. No puedes aliviar el dolor de la gente enferma pero sí dedicarles ese ratito. Corriendo se sufre mucho; es cuestión de darle sentido y justificación a ese sacrificio.

-¿Ahora mismo no concibe la vida sin correr?

-No, porque me aporta mucho físicamente pero también a nivel personal. En mallas y en zapatillas he conocido a gente que jamás se hubieran cruzado en mi vida. Espero que me dure muchos años.

-¿Ha vivido ya su primer maratón?

-Sí, en Londres. Espero que no sea la última experiencia. Ha sido alucinante. Puede parecer masoquista, pero durante 42 kilómetros fui la mujer más feliz de este mundo pese a que ha habido kilómetros duros, pero corrí feliz, sonriente, siendo la dueña de mi cuerpo, animada por gente a la que no conocía absolutamente de nada. Necesitaba demostrarme a mí misma que podía.

-¿A qué ha tenido que renunciar por el running?

-Roba tiempo y a veces la familia no lo entendía mucho. La frase demoledora que salía en todas las comidas era: 'hija, una cosa es correr y otra es pasarse'.

-¿Habrá más maratones?

-Seguramente. Mi objetivo es seguir corriendo y hacer de Mujeres que corren algo grande, y convencer a las mujeres de que la actividad física en general es importante porque significa encontrar un hueco para ti. El running es el deporte de la conciliación, porque lo puedes hacer sola, acompañada, en cualquier momento, no te quita mucho.

-¿Por qué excluyen a los hombres de Mujeres que corren?

-Mujeres que corren no nace con el objetivo de excluir sino de integrar a las mujeres en la actividad deportiva. Hay chicos que se mosquean un poco pero siempre les digo que pueden venir a animar a las mujeres, pero que es un día para ellas.

-¿Qué le diría a las que todavía no corren?

-Que tienen que ser más egoístas y encontrar tiempo para ellas. No es cuestión de modas; se trata de una cuestión de salud mental y de salud física. Hay que integrar el deporte en nuestras vidas igual que hay que descansar y comer bien. Tenemos que dejar de ser sedentarios; la obesidad es una auténtica epidemia y correr es el ejercicio cardiovascular que mejor combate todos esos problemas, lo que pasa que cuesta y hay que esforzarse y sacar el tiempo. El día que lo descubran ninguna mujer debería perderse la sensación que produce pasar por un arco de meta, porque es una satisfacción brutal. Correr te engancha porque te hace sentirte poderosa.

-¿Cuáles son las pautas básicas para las que empiezan de cero?

-Para terminar corriendo hay que empezar caminando. Les diría que no desesperen porque el primer día va a ser duro, probablemente no aguanten ni diez minutos y a los tres minutos les va a faltar el aire pero lo importante es que empiecen caminando. Y que se pongan un objetivo dentro de sus posibilidades físicas y personales. No ser demasiado ambiciosa porque lo único que consigues es frustrarte. Y, sobre todo, que tengan disciplina. En cuanto al material, lo único que necesitas es invertir en unas buenas zapatillas y hacerte con un sujetador deportivo de alto impacto porque para la mujer el pecho se puede desplazar hasta 21 centímetros mientras corre, por eso hay que llevar buena sujeción.